Desde el pasado 24 de octubre está parado el programa Manizales en Bici, en el que 185 bicicletas son puestas al servicio de los ciudadanos en forma gratuita. Esta semana la Secretaría del Medioambiente se comprometió a que a finales de la próxima semana estará funcionando de nuevo; los usuarios del sistema están a la expectativa de que la promesa se cumpla para volver a usar estos vehículos, los cuales no solo son usados en forma recreativa sino como alternativa de transporte. En toda la ciudad hay ocho estaciones que hoy están sin bicicletas a la espera de que arranque un nuevo contrato de operación.
No es la primera vez que ocurre este problema. A finales del 2017 y principios de este año sucedió igual, y solo en febrero las bicicletas volvieron a rodar. El llamado a la Administración Municipal es que se garantice el funcionamiento durante todo el año, sin interrupciones, porque en una ciudad que supuestamente quiere fomentar el uso de transportes alternativos cualquier bache es un desestímulo y la buena cultura de movilidad ganada durante meses sufre retrocesos significativos, solo por imprevisión.
Debe haber una mejor planeación, y no esperar al final de los contratos para pensar en abrir uno nuevo. La explicación oficial es que se necesitaban complejos traslados presupuestales que requerían autorizaciones y tiempo. La continuidad es fundamental, muchos estudiantes usan este transporte durante todo el año, también hay personas que lo utilizan en sus rutinas de viaje diario al trabajo, y la interrupción afecta sus finanzas personales y familiares. El cálculo que se hace, de acuerdo con Manizales Cómo Vamos y el DANE, es que unas 12.700 personas usaron de manera cotidiana la bicicleta en esta ciudad durante el 2017, triplicando las cifras del 2016.
El nuevo contrato podría garantizar las bicicletas hasta finales de diciembre, pero será necesario que desde el primer día de enero esté todo listo para que en el 2019 haya bicicletas públicas todo el tiempo, sin interrupciones. Sin embargo, este no es el único problema que sufre el sistema Manizales en Bici, cuyo funcionamiento cuesta cerca de $1.000 millones cada año. Exigir una factura de servicio público y una fotocopia de la cédula para inscribirse y poder usar el sistema hace todo muy complejo, especialmente para turistas y usuarios ocasionales.
En otros países en los que hay sistemas parecidos, la gente puede hacer uso de una tarjeta vinculada a un banco que solo cobra algún dinero si la bicicleta no es retornada a una estación del sistema. Eso permitiría que más personas las usen y se evitaría que se necesite quien entrega y reciba las bicicletas en las estaciones, haciendo que incluso los costos de operación sean más bajos. También hay tecnologías sencillas para rastrear en tiempo real en dónde está cada una de las bicicletas, sin que para ello se requiera tener burocracia innecesaria cuidando los aparatos.
Tal vez la inversión inicial en esa tecnología sea exigente, pero en el mediano plazo sería más barato y, sobre todo, se tendría un servicio más eficiente y cómodo para los usuarios. Adicionalmente, está bien que se piense en emprender un plan piloto de bicicletas eléctricas, cuya estación estaría en el monumento a Los Colonizadores, lo que facilitaría el uso de estos aparatos en la quebrada topografía de Manizales. No obstante, antes de dar ese paso es vital que se garantice el correcto funcionamiento del programa, sin interrupciones como la actual, porque de otra manera el proceso de cambio de cultura en la movilidad se verá trunco y sin resultados positivos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015