El nuevo secuestro de dos periodistas holandeses en la zona del Catatumbo, en Norte de Santander, vuelve a poner en riesgo las negociaciones que esa agrupación guerrillera desarrolla en Quito (Ecuador) con el gobierno colombiano. La demora para confirmar si hombres de ese grupo fueron los autores del plagio demuestra una vez más la fragmentación que tiene en su interior y lo complejo que es lograr un desarme completo y definitivo como el que se está alcanzando actualmente con las Farc.
Por lo pronto, es urgente que la facción del Eln que tiene en su poder a los periodistas los dejen libres de inmediato y que haya garantía total de que regresarán sanos y salvos, sin haber sido víctimas de maltrato o de afectación seria a su labor periodística, aunque su retención es evidentemente un ataque a la libertad de prensa y de expresión que tienen que ser respetadas por todo el mundo, sin excepciones. En esa zona ya se dio en el pasado el secuestro de la periodista española Salud Hernández y de los periodistas colombianos Diego D'Pablos y Carlos Melo, por lo que ya es una conducta repetitiva que no puede admitirse más.
Los jefes negociadores del Eln y del Gobierno manifiestan que los diálogos van por buen camino y parecen optimistas acerca de los resultados que obtendrían próximamente, pero este tipo de actos llenan de dudas a amplios sectores de la sociedad colombiana que ven, con razón, que esa agrupación se sigue comportando de una manera que no ayuda a generar confianza y credibilidad. Si no se avanza rápidamente en el abandono de este tipo de prácticas podría llegar el momento en el que no sean sostenibles las conversaciones y que ese grupo pierda la posibilidad de hacer política sin armas.
Tienen razón los jerarcas de la Iglesia Católica reunidos en la Conferencia Episcopal al hacer un llamado para alcanzar pronto un cese al fuego bilateral. No obstante, los primeros que tiene que mostrar voluntad para ello tienen que ser los elenos a través de un cese unilateral, como lo hicieron en su momento las Farc. Solo si se observa esa voluntad de paz del Eln las Fuerzas Militares podrían bajar sus acciones de persecución en las zonas que ese grupo ocupa actualmente. De otra forma sería entregarles mucho a cambio de nada.
La rápida respuesta a los obispos del jefe negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, en el sentido de que ya se está hablando en la mesa acerca del posible cese bilateral del fuego y hostilidades es importante, pero a eso debe anticiparse la determinación previa del Eln de sacar del conflicto ya a la sociedad civil, entre la cual se cuentan los periodistas. No sería suficiente que se comprometieran a no hacerse daño en forma recíproca si antes no hay expresiones concretas de la guerrilla de no atacar más a los civiles. Eso implica también dejar atrás las prácticas extorsivas, el reclutamiento de menores y los atentados a propiedades privadas y del Estado.
Los miembros del Eln tienen que entender que solo en el actual gobierno tendrán las garantías de retornar a la sociedad civil, luego de abandonar para siempre la lucha armada, y aspirar a incursionar de otra manera, sin violencia, en la vida política. Solo les queda algo más de un año para concretar dicho desarme y empezar una vida alejada de la guerra; es más, como lo manifiestan los obispos, lo ideal sería que en la próxima visita del papa Francisco a Colombia, en septiembre, se le pueda dar al país la buena noticia de que ya está en proceso el logro real de la paz completa.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015