El "blanco blanco", como es llamado el Once Caldas por sus hinchas, es motivo de reflexiones y polémicas por estos días, principalmente por las fórmulas que se han planteado para tratar de ayudarlo a salir de su crisis económica y deportiva. Algunas de las ideas que han circulado han causado revuelo, por considerarse un tanto descabelladas, pero otras han servido para que los ciudadanos se empiecen a interesar por acercarse a colaborar para que una institución que tantas alegrías le ha brindado a Manizales, como cuando ganó la Copa Libertadores de América en el 2004, pueda repetir pronto esas gestas.
Como se ven las cosas hoy, con una nómina muy liviana de jugadores y resultados deportivos precarios, el panorama futuro se aprecia bastante negro. Las más recientes campañas del equipo han representado para sus seguidores tristezas y sufrimientos que explican las razones por las que cada vez es más difícil llenar las tribunas del estadio Palogrande. Es evidente que la dirigencia del blanco no ha hecho todos los esfuerzos necesarios para que una nómina competitiva garantice llegar a las finales de los torneos y a la participación en torneos internacionales, como lo hizo el Once Caldas en su mejor época.
Para hallar esas salidas está bien que el alcalde de Manizales, Octavio Cardona, piense en instalar una mesa técnica que estudie las distintas iniciativas y pueda trazar un camino de solución, pero no es a la Administración Municipal a la que le corresponde salvar al equipo, y mucho menos a los ciudadanos a cambio de nada. Es desacertada la idea de hacer consultas que obliguen a las personas a realizar aportes que terminen beneficiando a un privado, eso es algo que se debe descartar totalmente. Sin embargo, tendrían que ser bienvenidas las propuestas que lleven a pensar que de manera voluntaria muchos manizaleños sí podrían hacer aportes que se conviertan en participación en la propiedad del club. LA PATRIA, inclusive, ha estado interesada en contribuir a que el Once Caldas siga siendo considerado entre los equipos grandes.
Para llegar a ello lo primero es que el empresario Jaime Pineda y demás dueños hagan pública la realidad económica del club, señalando claramente activos y pasivos, y que determine qué porcentaje del equipo están dispuestos a vender. Así podrían lograr que ingresen recursos nuevos que ayuden a que el Once Caldas tenga una planta de jugadores muy competitiva y que se recupere la confianza de los hinchas. Hay que poner las cuentas en blanco y negro, saber cuánto vale y ahí sí trazar las estrategias que lleven a una mayor democratización accionaria y a que se establezca si la nueva figura jurídica que lo cobije deba ser una corporación u otra clase de sociedad.
Hay que ser realistas y ver que en la medida en que el equipo no logre dejar atrás sus malos resultados no habrá manera de llenar de nuevo el estadio, y menos aún se van a dar resultados económicos positivos hacia el futuro. En ese escenario tampoco resultará un inversionista que venga a pagar lo que sus actuales dueños creen que vale el club, cuando además las malas presentaciones deportivas desvalorizan sus activos. Si se puede concretar una inyección de recursos locales que involucren a los hinchas y los convierta también en dueños, se valorizará de nuevo el equipo y se tendrán más herramientas para dar la pelea deportiva. La actual es una coyuntura que debe ser vista como la oportunidad para cambiar el rumbo y recuperar todo lo que se ha perdido.
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