Nuestra riqueza en aves

Cada vez se impulsa más la posibilidad de que el avistamiento de aves sea un atractivo fuerte de la actividad turística en Caldas como alternativa económica. Los resultados de la primera fase del inventario de aves en el departamento muestra que en territorio caldense se cuenta con 769 especies, lo que representa el 40% de las especies que se reportan en todo Colombia. Estudios indican que en el mundo hay unas 10 mil 500 especies de aves, y de ellas Colombia tiene 1.921, o sea el 18,3%. Muchos lectores de LA PATRIA, por ejemplo, se sorprendieron el pasado jueves con la fotografía del gallito de roca andino (Rupicola peruvianus) publicada en la portada, especie que para el común de la gente es exótica, pero que en realidad habita en los bosques de nuestros municipios.
El proyecto Estado del conocimiento de las aves en el departamento de Caldas, elaborado por la Sociedad Caldense de Ornitología, continúa, y próximamente se realizarán expediciones por los municipios de Manzanares, Riosucio, Marulanda, Samaná y Pensilvania, con el propósito de seguir identificando a los ejemplares de esta fauna, muchos de ellos endémicos (que habitan solo en un lugar específico), y ampliar, si es posible, el abanico de opciones para los aficionados al avistamiento de aves. En esto hay que resaltar el apoyo de la Red Departamental de Aviturismo, de la que hacen parte la Chec, Corpocaldas, la Gobernación de Caldas, la Alcaldía de Manizales y Aguas de Manizales. La Industria Licorera de Caldas se suma ahora al propósito de apoyar la estrategia del aviturismo.
Para avanzar en serio en dicha estrategia turística, es fundamental que este inventario especifique los lugares de Caldas en que están ubicadas especies determinadas, y que las comunidades se apropien de ese conocimiento no solo para que se garantice su protección, sino que también puedan desarrollarse estrategias que apunten hacia un turismo sostenible, con la infraestructura adecuada y con el establecimiento de rutas que resulten muy productivas para quienes vienen a observar aves y que sean alternativa económica para las familias de todo el departamento. En muchos casos, algunas actividades agrícolas o pecuarias podrían afectar la presencia y crecimiento de las poblaciones de aves, por lo que es clave brindar alternativas a las comunidades para modificar la manera de garantizar sus ingresos económicos, en sintonía con el impulso del aviturismo.
Conservar ecosistemas representa costos, pero también son una inversión que puede devolver con creces lo invertido. En Caldas se aportan al aviturismo recursos cercanos a los $400 millones cada año, entregados en una mayor proporción por Fontur y en una magnitud más pequeña por la Administración Departamental. El año pasado la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, anunció $5 mil millones para reforzar las rutas de avistamiento de aves en Colombia, de los cuales debe llegar una porción importante a nuestra región. 
Si bien tales recursos son importantes, se necesitan mayores esfuerzos en el impulso de programas de bilingüismo en las comunidades para poder brindar una atención de mejor nivel a los visitantes internacionales que llegan, principalmente desde Europa y los Estados Unidos, con el propósito de observar aves. Tener excelentes guías es vital para el éxito en esta materia. El número de turistas extranjeros es creciente en nuestra región, y las oportunidades de obtener beneficios económicos también van en ascenso.

Es justo reconocer que la Asociación Hotelera de Colombia (Cotelco), con su congreso anual en torno al avistamiento de aves, genera también un impulso importante a esta actividad, pero es mucho lo que falta para elevar las condiciones de calidad de los lugares en los que se hospedan estos turistas. Hoy en Caldas se cuenta con 280 alojamientos destinados a este propósito, de los cuales hay 122 en Manizales, pero si bien el número es significativo, todavía es necesario ajustar esa oferta. Para noviembre próximo está programado un gran evento internacional en la ciudad alrededor del aviturismo, el cual debe apalancar aún más esta estrategia y empezar a representar beneficios reales para un equilibrio entre el cuidado de los ecosistemas y la rentabilidad económica.