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La realización de la versión 28 de Colombiamoda, en Medellín, además de atraer las miradas por las colecciones de prendas de vestir que son exhibidas allí por bellas modelos, es momento propicio para reflexionar acerca de la realidad de un sector que, si bien el año pasado exportó 430 millones de dólares, este año viene perdiendo impulso en forma preocupante, al punto que se han perdido cerca de 50 mil empleos en esa industria. El desafío es recuperarse durante el segundo semestre y mantener el ritmo hacia los años venideros. La mayor parte de las ventas colombianas se hacen a los Estados Unidos, pero el objetivo es conquistar los mercados de Europa, Asia y África.
Al cierre hoy de la actual Colombiamoda se espera llegar al menos a la misma meta del año pasado en ventas, con cerca de 50 millones de dólares. Para este 2017 se cuenta con la presencia de unos 500 compradores de países como Israel, China e India, que vienen atraídos por la calidad del producto colombiano, donde la variedad de texturas y las propuestas innovadoras en colores y diseños permiten participar de manera activa en el negocio de la moda internacional.
Un reto fundamental para esta industria es que desde el Gobierno Nacional haya un apoyo fuerte en la lucha contra el contrabando, que es el peor enemigo del empleo en el país. En esto no puede haber pausa, ya que si persiste este grave problema, de muy poco servirá que se avance en tratar de ser más competitivos y la industria seguirá en dificultades. Esto debe ir de la mano de créditos blandos para los pequeños textileros y confeccionistas y más apoyo con la incursión y consolidación en los distintos mercados mundiales, especialmente frente a los que existen algunas debilidades, como es el caso de Mercosur.
Desde el punto de vista del manejo de la economía es necesario que el Gobierno y el Banco de la República sigan trabajando en el control de la inflación y la baja de las tasas de interés, que resultan vitales a la hora de fomentar el consumo interno del producto textil colombiano. Igual ocurre con el apoyo en la actualización tecnológica y modernización, en general, de la industria de la confección para poder desempeñarse mejor en un entorno altamente competitivo y exigente.
El primer semestre del año no ha sido favorable, como hemos dicho, y el caso de Caldas no es la excepción. En el pasado todo el Eje Cafetero ha ocupado un lugar preponderante en la industria textil, y cualquier retroceso puede impactar desfavorablemente en la economía. En este sentido, es valioso el esfuerzo hecho por la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas y por empresarios textileros caldenses para que cerca de 30 representantes de industrias del departamento asistieran a esta versión de Colombiamoda, en la búsqueda de ampliar el espectro de posibilidades de mejorar las ventas.

Hacia este objetivo contribuye de buena manera un reciente convenio entre el Sena y la Gobernación de Caldas, para la formación en confección de cientos de mujeres de Chinchiná, Villamaría y Palestina, inicialmente, y en una segunda etapa de Belalcázar, Marmato, Neira, Riosucio, Risaralda y Supía. No obstante, estos procesos de capacitación tienen que ir de la mano del apoyo a los empresarios que pueden contratar esta mano de obra y lograr resultados económicos que nos beneficien a todos como sociedad.