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La más reciente encuesta de percepción de calidad de vida en Manizales arroja resultados bastante positivos, los cuales serán divulgados hoy por el programa Manizales Cómo Vamos. Corresponde a opiniones de ciudadanos que respondieron a preguntas sobre el 2018, en las que se observa un clima general de optimismo y satisfacción con lo que ocurre en la capital caldense. Por ejemplo, el 84% piensa que las cosas en la ciudad van por buen camino, muy superior al resultado de la misma pregunta para el 2017, cuando el optimismo fue del 73%, aunque inferior al del 2015, cuando ascendió al 85%. Esto guarda coherencia con la respuesta con respecto al orgullo, donde el 97% dijo sentirse orgulloso de Manizales.
La percepción acerca del nivel de vida también mejora. Al compararla con lo que ocurría hace cinco años, el 49% respondió que ahora es mejor, el 38% piensa que sigue igual y solo el 13% la percibe peor. En situación económica durante el último año también es mejor para el 39% (nivel más alto alcanzado desde que se realiza la encuesta hace 6 años). No obstante, esto contrasta con las dificultades para emprender con éxito una actividad económica independiente, en la que el optimismo es moderado, a pesar de que la ciudad es primera reiterativamente en la medición del Doing business del Banco Mundial.
Es curioso que también sea esta vez cuando menos gente se percibe pobre (solo el 5%), y que apenas el 6% piense que en Manizales es fácil encontrar trabajo. Esto nos muestra una realidad de dos caras en la que hay muchos asuntos positivos que se resaltan, pero al mismo tiempo enormes retos para superar brechas, desigualdades y numerosas tareas para vencer la pobreza, que es real. No podemos permitir que el optimismo que se respira nos impida ver aquellos vacíos en los que se necesita un trabajo con mayor esmero.
Es lo que ocurre frente a la educación, donde el 88% de los encuestados se manifiesta satisfecho con la atención que se les presta a los menores desde los 5 años hasta los 17. La satisfacción con la educación superior está en el 87%, cerca del promedio de la percepción desde el 2012, cuando comenzaron las mediciones. Si bien debemos sentirnos orgullosos de una ciudad con cuatro universidades certificadas de alta calidad, lo cierto es que todavía hay grandes deficiencias en la educación primaria y secundaria, por lo que debemos ser más exigentes y menos conformes. Lo mismo deberíamos pensar en materia ambiental, de la cual se expresa gran satisfacción, pero que en la realidad sufre deficiencias que han sido obstáculo para obtener mejores puntajes en competitividad. 

Llama, así mismo, la atención que el 75% manifieste satisfacción con el servicio de salud que recibió en el último año, cuando hasta el 2016 era positivo solo para un poco más de la mitad. Muy bueno además, que la percepción de seguridad sea positiva para el 80%, el nivel más alto en 6 años, y que el 91% diga estar muy satisfecho con el barrio en que vive. Movilidad, tránsito, ciudadanía y buen gobierno, cultura y escenarios deportivos, entre otros, marcaron bien en calidad de vida, igual que la gestión pública, donde el valor más alto fue para la Alcaldía, con el 76%. De hecho, la imagen favorable del alcalde Octavio Cardona es del 77,5%, lo que es un reconocimiento a su gestión, pero también un reto para que termine su gobierno en ascenso. El hecho de que algunas obras públicas impulsadas por su administración hoy sean palpables, seguramente incide en esta buena calificación.