Fecha Publicación - Hora

Una menor dependencia de las transferencias de la Nación, un mayor ahorro, un ascenso en los ingresos corrientes departamentales y una rebaja en los gastos, en términos generales durante el 2017, llevaron a que hoy las finanzas de las regiones estén en mejores condiciones que en el pasado y a que haya mejores expectativas acerca de lo que puede ocurrir en el futuro en esta materia. Por departamentos, Valle (81,2) y Magdalena (80,4) tienen los mejores puntajes en el Índice de Desempeño Fiscal (IDF), entregados por el Departamento Nacional de Planeación. Caldas (74,4) ocupó el puesto 16 en la mitad de la tabla de la lista de departamentos, donde los peores fueron Arauca (56,7) y Amazonas (62,1).
Este fenómeno, que evidencia que los ingresos esta vez fueron superiores a los gastos, reflejan un manejo más responsable y serio de las finanzas públicas, con procesos de planeación presupuestal más consistentes que esperamos se mantengan y se fortalezcan. Este es el camino que debería seguir el Gobierno Nacional para ponerle orden a sus finanzas y darle mayor solidez fiscal al país. Este debe ser el propósito central de la anunciada reforma tributaria que se avecina, la cual debe aprovecharse para atacar problemas estructurales y lograr que no se necesiten nuevas reformas de este tipo en un buen tiempo. 
Para que todo esto funcione en forma adecuada en municipios, departamentos y en la Nación, hay que controlar los gastos, evitar las grandes deudas, y dedicarse a invertir de manera más eficiente y transparente los recursos que ingresan a las arcas. Ahora, que se empieza a sentir una reacción favorable en la economía hay que tener mayor cautela en el gasto. En las regiones, sin contar los recursos del Sistema General de Participación (SGP) los ingresos llegaron a $70,4 billones, mientras que los gastos fueron $63,8 billones y la deuda pública fue de $8,5 billones, lo que corresponde a cifras muy sensatas, que marcan un superávit fiscal fue de 0,3% del PIB.
El departamento de Caldas, que hace unos años tuvo que echar mano de la Ley de Insolvencia, para hacer un ajuste serio de sus finanzas, se mantiene en un indicador intermedio, pero ya muy cerca de salir de la estrechez económica en la que ha estado. Ahora bien, lo que más preocupa ahora es que 16 de los 27 municipios aparecen clasificados como críticos y vulnerables, lo que requiere que las administraciones locales tomen medidas que sigan el ejemplo de lo hecho por la mayor parte de las regiones. Hay que trabajar a fondo para evitar que sigan siendo tan dependientes de las transferencias departamentales y nacionales. Hay que destacar que Manizales y Villamaría se ubiquen en los puestos 78 y 79 entre los 1.101 municipios colombianos (aunque en el 2016 tenían mejores posiciones), pero preocupa lo que ocurre con Manzanares, La Merced, Risaralda y Marquetalia, en puestos por encima del 700.

Hay que mirar alternativas concretas de mejora como la de hacer una mayor gestión catastral y mejorar los recaudos, porque los niveles de los recursos propios se mantienen muy bajos en los municipios caldenses, en general. Si se tiene en cuenta que el IDF mide la autofinanciación de los gastos de funcionamiento, el respaldo del servicio de la deuda, la dependencia de las transferencias de la Nación y regalías, la generación de recursos propios, la inversión y la capacidad de ahorro, es clave que cada alcalde analice estos puntos en su municipio y se adopten rápidamente las medidas necesarias.