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Nadie entiende en este país a qué juegan las contralorías, entidades que llegan a destiempo a escandalizar con hallazgos y aperturas de investigación vinculando a decenas de personas, pero como ya les ha sucedido en el pasado, sus anuncios terminan en preclusiones, inhibitorios, nulidades, caducidades o archivos, porque pasó el tiempo requerido para las investigaciones sin que pudieran profundizar en los resultados. Ese libreto que se anunció esta semana sobre Aerocafé ya lo conocimos.
Ahora la competente para dar cuenta de la apertura de esta investigación por los supuestos detrimentos patrimoniales es la Gerencia de la Contraloría General en Caldas, a pesar de que fue la misma entidad, desde Bogotá, la que ya fracasó en su intento de adelantar un juicio de responsabilidad fiscal frente a los graves sucesos por las fallas de dos terraplenes en administraciones anteriores y apenas dejando el manto de duda sobre los involucrados que decidieron llamar. Actuar así es no entender que las responsabilidades no son iguales entre quienes decidieron sobre lo técnico y quienes buscaron los recursos para que pudiera ser realidad con base en esas informaciones, pero sin tener que ver en el gasto. Aquí no pueden seguirse levantando dedos acusadores como si nada.
Además, queda en el aire cierto tufillo a que se quiere seguir atacando el proyecto. Ya se hicieron los estudios de profundización, de afianzamiento técnico, elaborados por expertos reconocidos que permiten dar tranquilidad para continuar adelante. Que los responsables paguen, por supuesto, pero ello no puede frenar la posibilidad de tener un aeropuerto necesario para la región, pues ya vemos las dificultades que se tienen hoy en La Nubia, con cancelación del 30 por ciento de los vuelos, solo el año pasado.
Si se enfocaran las investigaciones en quienes tomaron las decisiones más contundentes, de contratar en las interventorías empresas relacionadas con los contratistas, si se fijara en dónde se tomaron las decisiones que modificaron los diseños, si se ahondara en quienes en su momento emprendieron una obra titánica sin los estudios completos, seguramente se ahorrarían horas de instrucción y se resolvería más rápido. De nuevo lo que se teme es que pasen otros cinco años, a partir de esta apertura y todo vuelva a quedar en nada, ante la dificultad técnica de recopilar pruebas de 49 personas.
Aerocafé es una necesidad de la región y lo que se logra con este tipo de decisiones escandalosas es simplemente horadar la confianza. Se viene haciendo la tarea juiciosamente para cumplir con las exigencias de la Aeronáutica Civil y del Ministerio de Transporte, se han realizado las correcciones necesarias y todos los estudios que se han pedido, uno detrás de otro. Esos mismos estudios siguen mostrando que esta obra es primordial para la competitividad, incluso del país, pues por su ubicación podría servir como terminal alterno de vuelos que viajen del sur al norte del continente y deban hacer escala.

Se pide que haya celeridad en las investigaciones y contundencia en los resultados, pero por lo demás, que se avance en la concreción de la obra, porque de lo contrario buena parte de la responsabilidad por la no terminación de esta les corresponderá a quienes están hoy al frente de los organismos de control y no han pasado de los escándalos.