Se cumplió el primer aniversario del gigantesco aguacero del 19 de abril del 2017, en el que durante seis horas cayó en Manizales una cantidad equivalente a las precipitaciones de todo un mes en la ciudad, lo que ocasionó numerosos deslizamientos de tierra en varios sectores, en algunos de los cuales resultaron arrastradas viviendas con personas en su interior. 17 fueron los fallecidos en aquella trágica jornada. En su momento se vivió una gran conmoción en la región y durante esa semana llegaron ministros y hasta el presidente Juan Manuel Santos a prometer toda clase de ayudas para las 3.126 familias damnificadas.
De acuerdo con los compromisos, en el corto plazo se contaría con recursos para no solo atender a los afectados y ofrecerles soluciones que los compensara adecuadamente, sino para obras de estabilización y de mitigación del riesgo, y así en futuras situaciones climáticas adversas no se vivieran episodios similares. La realidad es que solo los esfuerzos de la Administración Municipal y de Corpocaldas han permitido que se acometan algunas obras que den seguridad a los vecinos de los lugares en los que ocurrieron los más graves deslizamientos, pero los recursos del Gobierno Nacional no han tenido el curso y la celeridad esperada y todavía estamos a la espera de la llegada de una buena cantidad de ellos.
Según los análisis hechos por las autoridades municipales hace un año resultaron afectados 320 puntos en la zona urbana, los cuales vienen siendo atendidos por medio de 94 contratos de obra, que ascienden a $57 mil 951 millones 89 mil 335. Si bien es una cifra importante, que alcanzará un techo cercano a los $64 mil millones, provenientes de las regalías aprobadas por el OCAD Regional, representan solo el 10% de lo que se necesita para atender de manera eficiente la totalidad de los frentes que tienen riesgos en época de lluvias. El cálculo del alcalde Octavio Cardona es que Manizales necesita inversiones por unos $600 mil millones para ejecutar obras de mitigación que blinden a la ciudad de emergencias como la del año pasado.
Lo más complejo es que ante la actual temporada de lluvias, que de acuerdo con las predicciones del Ideam se extenderá hasta mediados de junio, la posibilidad de nuevas emergencias es evidente. De hecho, ya hay desprendimientos de capa vegetal en sectores cercanos a los del año pasado, en el Cerro de Sancancio, y lugares que ya se creían controlados desde el punto de vista geológico, como el Cerro de Oro, vuelven a ofrecer riesgos. De igual manera en sectores de la Ruta 30, que sufrieron el rigor de la emergencia del 2017 esta vez comienzan a tener síntomas de posibles problemas.
Lo real es que desde el Gobierno Nacional, a través del Invías, el Ministerio de Educación y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) han aportado cerca de $29 mil millones, y como se advierte en el informe que publicó ayer LA PATRIA alrededor de tales recursos, están prometidos pero todavía sin llegar unos $25 mil millones. También hubo una buena cantidad que se quedó solo en promesas, lo que ha generado desazón entre los supuestos beneficiarios. Se necesita que este primer aniversario sirva para darle un nuevo impulso a todo lo que se tenía planeado, y que incluso se busquen nuevos recursos dirigidos a los sectores que presentan nuevos riesgos con las lluvias actuales. Es verdad que durante las décadas recientes los trabajos de estabilización de terrenos ejecutados con el liderazgo de Corpocaldas han permitido evitar tragedias, y por eso mismo es fundamental seguir esa misma línea.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015