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La semana pasada LA PATRIA publicó un informe en el que las autoridades expresaban su preocupación porque en Manizales se presentaron casi dos heridos con signos de violencia por día. 66 lesionados en 34 días, la mayoría con arma blanca, incluido un alumno de un colegio público de la ciudad. Sin embargo, el fin de semana que acaba de terminar resultó peor que lo ya registrado. A los centros asistenciales de la ciudad llegaron solo el sábado 15 personas que presentaron heridas con cuchillos o similares, y eso que el secretario de Gobierno, John Hebert Zamora, anunciaba que se hacen operativos justo en los viernes, sábados y domingos y que además se realizan requisas.
La facilidad con la que algunas personas se arman, la ligereza con la que levantan su mano para agredir a otros, sin importarles las consecuencias de sus actos, la capacidad para hacer daño sin ningún tipo de inhibidor hacen necesario atender esta situación como un tema de salud pública y que se refuercen las acciones que lleven a controlar las armas blancas y se judicialice a quienes las portan. Los atracos son comunes con este tipo de elementos y como si fuera poco, se cuentan por decenas los anuncios de la Policía de que han decomisado todo tipo de estos elementos, pero parece que de nada sirve, porque los que son desarmados vuelven y se hacen a otro elemento de estos que pone en riesgo la vida de los demás.
Muchos esgrimen el porte de estas armas como medida de protección, pues se mueven en sectores en los que la inseguridad los obliga a ello. Pues si esa es la razón, nos está diciendo que la situación no es tan amable como nos la quieren hacer ver en las estadísticas las autoridades. Es necesario que se tomen medidas contundentes. Si se hacen operativos, pues que se refuercen; si se tienen identificados los sectores en los que hay más vulnerabilidad y en donde más heridos se presentan, entonces hay que reforzar las requisas, decomisos y campañas educativas que inhiban su uso. Es necesario no ser tolerantes con el porte de armas blancas, pues vemos los males que están causando en la ciudad con ellas.
Nos reporta el informe de Calidad de Vida del 2017 de Manizales cómo vamos que el 85 por ciento de los homicidios cometidos en el 2016 fueron por lo que llamamos intolerancia social o problemas personales. Es decir, no sabemos cómo solucionar nuestros conflictos ni ejercer control sobre nuestras acciones. A eso se suma que Manizales es la ciudad con mayor proporción de jóvenes vinculados al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, después de Bucaramanga, con lo que demuestra que hay riesgos que no parecen estar siendo mitigados para reducir la violencia.

El problema que llamamos de intolerancia, que no es más que una forma de barbarismo, de ignorancia, de desprecio por la vida, tiene que conducirnos a tomar decisiones que permitan mejorar la seguridad de los manizaleños. No puede ser que todo aquel que se altere, que sienta que está siendo burlado, se crea con el derecho a esgrimir un arma como si nada. Es necesario que pongamos atención a esta situación y les corresponde a la Policía y la Alcaldía emprender planes que hagan la ciudad más segura para sus ciudadanos. La cantidad de heridos con armas blancas en este fin de semana nos muestra los problemas tan severos que tenemos como sociedad. Tenemos que tratar este asunto con toda la seriedad que requiere.