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La Junta del Banco de la República en su reunión del viernes pasado dio un paso que todos esperaban al bajar en 50 puntos básicos su tasa de interés de intervención, con lo que queda en 6,5% y atiende el clamor de la mayoría de los gremios productivos del país.
El control de la inflación es siempre el objetivo primordial que se encomendó constitucionalmente al Banco, y por ello otras consideraciones igualmente importantes en una economía como la generación de empleo, o el crecimiento del Producto Interno, quedan siempre supeditadas a que exista un control de precios y que la sobreoferta monetaria no genere incrementos artificiales en ellos.
Desde el año pasado, las metas de inflación del Banco no se estaban cumpliendo, con lo cual al problema mismo de una alta inflación se le suma una pérdida de credibilidad del mercado en las políticas del esa entidad, generando un doble impacto negativo para la economía y las expectativas futuras de estabilidad y crecimiento.
Con ese panorama, causado entre otras cosas por una fuerte devaluación del peso que encareció una gran cantidad de productos importados de la canasta familiar, y por un severo clima que se manifestó con el Fenómeno de El Niño y que trajo escasez e incremento de precios en los alimentos, el Banco respondió incrementando las tasas y por lo tanto contrayendo aún más la demanda.
Por fortuna las dos causas principales del incremento en los precios han empezado a ceder desde finales del año pasado, y la Junta del Banco, aunque no con la velocidad que muchos quisieran, ha ido bajando sus tasas a un ritmo de 25 puntos básicos en promedio en sus más recientes sesiones.
Los datos de dinamismo de la economía, por su parte, han sido muy negativos en el primer trimestre de este año. Las ventas del comercio y la producción industrial tuvieron preocupantes contracciones en febrero, y la confianza de los consumidores, aunque con tendencia a mejorar, sigue en terreno negativo. Los bancos, por su parte, empiezan a mostrar deterioro en la calidad de su cartera, en buena parte por el alto costo al que están colocando sus créditos.
Tranquiliza un poco que las cifras de desempleo no sigan el camino de los demás indicadores económicos, y en el más reciente dato del Dane vuelvan a mostrar algo de crecimiento de la población ocupada, pero seguimos en tasas de desocupación e informalidad muy altas, comparadas con las de los países de similar tamaño.
Los agentes económicos esperaban que todo este entorno llevara a que el Banco siguiera bajando las tasas, pero no creían en una disminución tan alta como la anunciada. Sin embargo, los 50 puntos, que equivalen a una disminución de más del 7%, serán muy bien recibidos por todos los que tienen deudas en este país, siempre y cuando esa baja en la tasa se traslade pronto a los créditos de la banca comercial.
Fenalco, a través de su presidente ejecutivo, ha sido reiterativo en solicitar que las tasas de usura se determinen mensualmente, y no cada tres meses como sucede ahora, en una petición muy razonable y en apariencia simple de tomar, para que los créditos de consumo, que son los de la gente del común que se cobran a esa tasa, se abaraten con mayor agilidad en tiempos como este en los que la inflación se reencauza por la senda de las expectativas del Banco Central.

El Banco está dando las señales correctas para recuperar la confianza, estimular la producción y el consumo, y por lo tanto acelerar el crecimiento para impulsarlo más allá del pobre 2% con que nos conformamos el año pasado.