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Siete años después de haber abierto sus puertas en Manizales, para atender a población en condición de discapacidad de toda la región del Eje Cafetero, norte del Valle y sur de Antioquia, el Centro de Rehabilitación Teletón de la capital caldense está a punto de ser clausurado, por falta de recursos para poder operar. De acuerdo por lo dicho por la presidenta nacional de la Fundación Teletón, Emilia Ruiz, el próximo 4 de julio se estará definiendo el futuro de la sede manizaleña, para el que cada año se necesitan cerca de $900 millones para su funcionamiento.

Debemos tomar en cuenta que en mayo pasado los centros de Cartagena y Barranquilla fueron cerrados por la misma causa, y que en las últimas jornadas de donaciones los resultados han sido muy precarios, con lo que se obliga a que el Consejo directivo de Teletón y la Asamblea general extraordinaria adopte posiciones que le garanticen sostenibilidad a la entidad. Si se cierra el centro de Manizales, se afectarán numerosos usuarios de todas las edades, sobre todo niños que sufren alguna discapacidad física o motora, parálisis cerebral o accidentes.

La Fundación Teletón, desde su llegada al país en 1980, se ha caracterizado por prestar en forma solidaria servicios de excelente calidad y personalizados en fisiatría, fisioterapia, fonoaudiología, terapia ocupacional, enfermería, psicología, educación especial, neuropsicología y trabajo social. Con la decisión que se avecina solo quedaría en funcionamiento el centro de Soacha (Cundinamarca), que tiene cobertura para el centro del país. La verdad es que no es la primera vez en su historia que esta fundación pasa por altibajos presupuestales, pero es lamentable ver cómo su encomiable labor se marchita.

Desde la Administración Municipal, propietaria del lote en el que fue construido el centro de Teletón en Manizales, en el barrio Aranjuez, es necesario que se piense acerca de las acciones a tomar si la determinación es que se cierran las puertas, como es altamente probable. Hay una gran cantidad de población que hoy se beneficia de los servicios de la Fundación y que seguirá con la expectativa de poder ser atendida y apoyada. De hecho, el año pasado fueron atendidas allí 3 mil 98 personas de toda la región, a costos muy bajos.

Además, es fundamental que se haga un buen uso de la planta física, la cual fue construida con recursos aportados por la comunidad, y debería seguir teniendo la vocación por la que nació. En ese sentido, la opción de que el lugar sea entregado al Ceder debe ser bienvenida, ya que se trata de una entidad con experiencia suficiente en la materia, con personal capacitado y una clara vocación de servicio. En ese caso sería importante acordar con Teletón que los equipos que hay en la sede se queden y puedan seguir siendo usados por el nuevo operador, bajo alguna figura que garantice un trato razonable.  

 

También es fundamental reflexionar acerca del modelo de atención gratuita prestado por Teletón, que sin duda es altruista, pero que a veces solo beneficia a las EPS que se escudan en ello para no asumir los costos reales de estos servicios. Ante la realidad del debilitamiento de Teletón, fundación que tal vez tendrá que ajustar su objeto social para ser sostenible, es necesario que el sistema de salud en general reconozca los costos reales de los tratamientos ofrecidos. Aunque las donaciones deberán seguir siendo importantes, la gratuidad de los servicios no puede continuar. Da pesar lo que pasa con la institución, la cual ojalá pueda ser rescatada, pero la mayor preocupación deben ser sus beneficiarios que ahora van a quedar en el aire si no se logra una transición positiva y responsable.