Fecha Publicación - Hora

Los hechos recientes alrededor de la constructora brasileña Odebrecht en Colombia se han ido convirtiendo en un enredo de grandes proporciones, al punto de que la misma designación de fiscal ad hoc avalada por la Corte Suprema de Justicia tiene ahora graves reparos, cuando inicialmente se pensó que sería la mejor salida en este caso. Las distintas revelaciones surgidas, entre otras, de los videos y documentos dejados por el fallecido Jorge Pizano comprometen de manera seria al fiscal general, Néstor Humberto Martínez, razón por la cual es fundamental que él nada tenga que ver con las investigaciones para garantizar una mínima transparencia.
Ya el presidente Iván Duque está en la tarea de armar la terna de juristas de la que la Corte escoja a quien asuma las investigaciones relacionadas con la constructora brasileña y su accionar corrupto. El compromiso es que el próximo martes se darán a conocer esos nombres, con el propósito de que muy pronto se haga la escogencia y así el fiscal titular se aparte del conocimiento de ese espinoso caso. Realmente hay premura para darle transparencia y credibilidad a un trámite que no puede estar en cabeza de Martínez, ni de ningún funcionario subordinado suyo.
Lo complejo del asunto es que el presidente que entregará la terna estuvo en febrero del 2014 en Brasil, acompañando al entonces candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga en su encuentro con el publicista Duda Mendonça, cuya asesoría a la campaña fue pagada por Odebrecht. Adicionalmente, también Duque como senador, en enero del 2017 denunció ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) a Odebrecht por violación al régimen de competencia en Colombia, lo que llevó a la Súper a ordenar la liquidación anticipada del contrato Ruta del Sol, en el que corrieron los sobornos de esa constructora, evitándose así la caducidad y las millonarias sanciones e inhabilidades que de ella se desprendían en contra de Odebrecht. Involucrado como está, queda el sinsabor de que sea el presidente el que dé la terna para el fiscal ad hoc, pero el panorama legal no parece ofrecer otras posibilidades.
Ante semejante embrollo, la mejor salida, sin duda, sería que el fiscal Martínez optara por hacerse a un lado y permitir que llegue otra persona a esa dignidad que no tenga los señalamientos que le afectan. Por el bien de la institucionalidad lo más responsable sería que otra persona se ponga al frente de la Fiscalía, pero bajo esa hipótesis, sería el mismo presidente Duque el que legalmente tendría que presentar una nueva terna para ese cargo, lo que significaría volver al mismo punto del fiscal ad hoc. Estamos frente a un verdadero nudo Gordiano.

Así las cosas, lo que está seguro es que habrá fiscal ad hoc, así esta no sea la mejor solución, además porque los demás implicados alrededor de Odebrecht, seguramente empezarán a pedir fiscal ad hoc para sus casos, lo cual se prestará para nuevas dilaciones y distracciones a la necesaria urgencia con la que se debe actuar. Tampoco hay en la ley límites de tiempo para la permanencia de un fiscal de este tipo, lo que podría generar nuevos inconvenientes. Como sea, los tres candidatos que sean puestos a consideración de la Corte deben gozar de comprobados valores de honestidad y transparencia, para que se recupere la credibilidad en las investigaciones. Tiene que ser alguien sin mancha, que no tenga los conflictos de interés que nos tienen en la actual confusión y que logre el consenso en el alto tribunal antes de la vacancia judicial que comienza el 19 de diciembre.