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Marquetalia llora hoy a 12 de sus habitantes, entre ellos cuatro menores de edad, quienes perdieron la vida en la madrugada del pasado jueves, cuando un alud de tierra sepultó sus casas, como consecuencia de las fuertes lluvias que azotan a Caldas desde hace algunas semanas. La magnitud de la tragedia, que tiene como damnificadas a por lo menos 58 personas del barrio Los Andes de esa localidad del oriente del departamento, hizo que el presidente Iván Duque enviara a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez a trabajar de la mano con las autoridades regionales y los organismos de socorro para atender la emergencia y brindar apoyo a todos los afectados.
La tragedia pudo ser peor, ya que de los escombros fueron rescatadas con vida 33 personas, cuatro de las cuales sufrieron lesiones de consideración. Entre los fallecidos se cuentan 9 personas que en el pasado sufrieron con el conflicto armado y vivían de la caridad de los marquetones. Seis casas quedaron totalmente destruidas, mientras que una más sufrió averías y debió ser evacuada. Lo cierto es que las precipitaciones se han visto intensificadas en toda la región y existen muchos sectores vulnerables en todos los municipios caldenses a los cuales se les debe prestar especial atención, con el propósito de evitar posibles tragedias futuras que sigan enlutando el departamento.
Ya el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advirtió que el país está atravesando la segunda temporada de lluvias del año, lo que se traduce en creciente súbitas de los ríos, mayor nubosidad, tormentas eléctricas, deslizamientos de tierra y fuertes vientos. Se presume que esta temporada invernal se extenderá hasta mediados de diciembre, pero lo que sí parece claro es que octubre será especialmente lluvioso en la zona Andina, donde nos ubicamos, por lo que será vital trabajar a fondo en las tareas de prevención.
Frente a la coyuntura han sido sobresalientes las expresiones de solidaridad de la comunidad con sus vecinos, y el apoyo que vienen dando las autoridades locales, regionales y nacionales a los damnificados, pero más importante que eso es que se realicen revisiones detalladas a los sectores que podrían ofrecer algún peligro si se mantiene la intensidad de las lluvias y que se adopten las medidas necesarias para proteger las vidas que estén en riesgo. 
Manizales, que viene trabajando en temas de prevención desde hace décadas y que invierte cuantiosos recursos en obras de estabilización de terrenos para mitigar los riesgos, vio el año pasado cómo 17 personas murieron en una serie de deslizamientos que afectaron algunos barrios que padecieron con el rigor de un aguacero de proporciones muy por encima del promedio, como fue el caso del jueves pasado en Marquetalia. Esto es algo de lo que no está libre ningún lugar del departamento, como se acaba de demostrar, y lo cual obliga a que en los 27 municipios caldenses se establezcan planes que lleven a prevenir nuevas tragedias.

Llegarán ahora, seguramente, algunos recursos para tratar el caso específico de Marquetalia, a los cuales hay que darles un manejo responsable y transparente. Hemos visto en otros casos que no se aplican rigor y criterio estricto a la inversión en la solución de los problemas que dejan este tipo de tragedias, o que las obras no se ejecutan con la eficiencia y eficacia necesarias. Hacemos un llamado a que además de hacer buenas obras que recuperen lo perdido, las familias afectadas también hallen respuestas a su necesidad de obtener viviendas dignas y seguras.