Fecha Publicación - Hora

En la duodécima edición del informe anual Global Peace Index, elaborado por Institute for Economics and Peace (IEP), conocido esta semana, se reveló que el mundo es menos pacífico hoy que en cualquier otro momento del último decenio. Las tensiones, los conflictos y las crisis que surgieron en la década reciente continúan sin resolverse. Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Iraq y Somalia son los países menos pacíficos, mientras que Islandia, Nueva Zelandia, Austria, Portugal y Dinamarca son los países con más paz. Colombia que antes aparecía entre los menos pacíficos hoy está en posiciones intermedias, lo cual es un avance significativo, pero no es lo ideal.
Viéndolo desde este marco global, y considerando que en la última década los indicadores de América Latina también se deterioraron como en la mayor parte del mundo, incluida Europa, el hecho de que en regiones específicas de Colombia como la nuestra los niveles de violencia sigan bajando, es algo positivo. 
Resulta, por eso, satisfactorio que en el último año Caldas haya logrado disminución en los homicidios, suicidios y muertes accidentales, de acuerdo con el reporte del Forensis de Medicina Legal para el 2017, en comparación con el 2016. Sobre todo, porque en nuestro departamento tales indicadores siguieron bajando a un ritmo mayor que los nacionales. En el país, por ejemplo, se pasó de 25.438 muertes violentas a 25.382, una diferencia de apenas 56 casos, mientras que en Caldas el descenso fue de 13 casos, al pasar de 545 a 532 muertes violentas, lo que representa una caída porcentual mayor.
En el panorama específico de los homicidios, en los que Colombia a comienzos de la década pasada se ubicaba alrededor de 70 asesinatos por cada 100 mil habitantes, ahora está en 23,07, lo que demuestra los efectos positivos de haber dado pasos hacia la paz. En Caldas hoy esa tasa es de 17,74 homicidios, y se sustenta en una caída de 204 asesinatos en el 2016 a 176 en el 2017. La meta este año tiene que ser mantener fuertemente ese descenso.
Lo de Caldas también contrasta con lo que ocurre en materia de homicidios en departamentos del occidente colombiano como Valle, con una tasa de 52,44 homicidios por cada 100 mil habitantes, y Quindío, con 47,14, debido al parecer a fenómenos ligados a las mafias del narcotráfico a mayor y menor escala. El desafío para las autoridades y para la comunidad, en general, es mantener a Caldas aislado de estos fenómenos, y por el contrario agudizar la lucha contra el microtráfico, que es en buena medida causante de los asesinatos que se presentan. Los casos de Chinchiná y La Dorada exigen intervenciones más decididas.

También hay que seguir firmes en las campañas de prevención del suicidio, las cuales estarían dando resultados en Caldas; pero sobre todo en los accidentes de tránsito que siguen aportando una cifra significativa entre las muertes violentas. Si bien en Colombia se logró un descenso entre el 2016 y el 2017, al pasar de 7.280 a 6.754 casos, con 526 fallecidos menos, en el global de la última década sí se ha dado un incremento que es necesario neutralizar. Para el caso de Caldas, entre los dos años hubo una disminución de 5 casos, al pasar de 140 a 135 muertos en accidentes de tránsito, pero se requiere un descenso mayor en este tipo de muertes.