La semana pasada se vivieron en Caldas hechos de violencia y situaciones paradójicas frente a las acciones de los organismos que trabajan por la seguridad de la región, que dejan algunas reflexiones acerca de la toma de consciencia que se necesita de todos los ciudadanos y autoridades para dar un cuidado real y efectivo a la tranquilidad en el departamento. Una situación fue la racha de asesinatos: se produjeron 11 homicidios en menos de una semana, algo realmente preocupante. Lo otro tiene que ver con la captura de 28 personas en el barrio Bajo Andes de Manizales, con probadas acciones delictivas alrededor del microtráfico, cuya mayoría terminó libre debido a malentendidos legales que en nada ayudan a ese propósito de cuidar la seguridad en la región.
Acerca del primer problema enunciado, de sábado a lunes, una semana atrás, hubo un reporte de nueve homicidios (tres diarios en promedio). Uno de ellos se suma, además, a la seguidilla de asesinatos que se han dado este año en contra de habitantes de la calle. También se registró un sorprendente caso de intolerancia en Riosucio en el que un hombre mató a dos personas y luego se suicidó. El resto de asesinatos ocurrieron en Manizales, Chinchiná, Palestina (corregimiento de Arauca), Samaná (corregimiento de San Diego), Anserma y Marquetalia.
En el segundo punto, es una lástima que el desconocimiento de las normas por quienes deberían estar permanentemente actualizados en ello conduzca a que se pierdan esfuerzos importantes de las autoridades policiales para capturar, con pruebas suficientes, a los que delinquen. Es evidente que las 28 personas vinculadas cumplían tareas en la red de microtráfico en el populoso sector de Bajo Andes, como lo captaron las interceptaciones legales realizadas y las grabaciones de video hechas desde los alrededores. Tras la liberación que hizo un juez de 22 de estos presuntos delincuentes, se requieren nuevas acciones policiales para la recaptura, y garantizar la legalidad del procedimiento. Para la Fiscalía, todos ellos son responsables de tráfico de estupefacientes y concierto para delinquir agravado.
Hay que recordar que hace dos meses, la Policía también capturó en el corregimiento de Arauca a 19 integrantes de una banda dedicada al microtráfico, pero un juez los dejó libres por vencimiento de términos. En ambos casos este tipo de discrepancias complican a veces la efectividad de la justicia y favorecen la impunidad. Además del daño que causan estas bandas a los consumidores, muchos de ellos jóvenes, y a sus familias, es evidente que estas organizaciones del crimen son responsables de gran porcentaje de los homicidios que este año amenazan con incrementarse o mantenerse en niveles similares a los del año pasado, lo que marcaría un grave deterioro con respecto a lo ocurrido en la última década.
Frente a estas preocupantes realidades hay que destacar iniciativas como el Plan 90 plus de la Policía, con el que se busca que el ciudadano se acerque más al organismo de seguridad, y ambos puedan trabajar de manera conjunta en las tareas de prevención y control y poder dar golpes más fuertes a la delincuencia, sobre todo en lo relacionado con el hurto, la extorsión, el tráfico de estupefacientes y las lesiones personales. También son claves acciones como la de la Red de Apoyo y Solidaridad Ciudadana (RASCI) que acaba de relanzar la Policía Metropolitana, con la ayuda de las empresas de vigilancia privada. No obstante, se necesitan acciones de más fondo y mejor coordinación de los distintos organismos de seguridad y de justicia, para que los golpes al crimen no tengan reversa, y por el contrario se conviertan en bloqueo efectivo a nuevas acciones delincuenciales.
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