El hecho de que cada vez se detecten más casos de cáncer de seno en el mundo y que, a la vez, se contabilicen menos muertes por esta causa parece indicar que las campañas de prevención de esta enfermedad tienen efectos positivos. Sin embargo, queda la duda acerca de si el incremento en los casos es una tendencia con posibilidades de mantenerse o si lo que había antes era un gran subregistro que hoy está saliendo a flote. Ojalá sea que los diagnósticos actuales se estén haciendo de manera más temprana y oportuna, y que llegue el día en que no se reporten muertes por este cáncer, el cual está demostrado puede controlarse.
Ahora bien, si el mayor número obedece a que cada vez las conductas y costumbres modernas nos llevan a que las mujeres desarrollen esta dolencia, es fundamental seguir trabajando en mensajes que nos hagan tomar consciencia acerca de la necesidad de evitar algunos comportamientos que nos hacen más propensos a desarrollar cáncer, sobre todo el de mama que es el que más sube en las estadísticas. Es verdad que hay factores de edad, género, herencia y exposición hormonal que facilitan su aparición, pero es vital entender que si en nuestro estilo de vida no damos espacio al sedentarismo, la obesidad y el tabaquismo y procuramos tener una alimentación sana y equilibrada, será posible reducir los riesgos.
El cáncer de seno es una enfermedad que se puede curar con tratamientos que han demostrado su efectividad. De hecho, cada vez hay menos mastectomías y las quimioterapias no todas las veces son necesarias. Sin embargo, siempre será mejor lograr una detección precoz del mal, siguiendo las pautas del autoexamen mensual, ya que entre más rápido se estudie cada caso hay posibilidades más amplias de evitar tratamientos fuertes e invasivos. Además, una vez hallado el problema lo mejor es que el paciente mantenga una actitud positiva, esperanzadora, y que cuente con el acompañamiento familiar para afrontar la crisis.
Luchar contra una enfermedad como esta es exigente, ya que los tratamientos generalmente exigen que una vez erradicado el mal se establezcan rutinas de ejercicios y algunas restricciones cotidianas en la dieta, pese a los dolores o el cansancio que producen los medicamentos que evitan que el cáncer vuelva a desarrollarse. No obstante, cada vez más mujeres logran mantener una vida normal y llegar a la vejez con una alta calidad de vida, sin dejarse amilanar por el fantasma del tumor que alguna vez apareció en sus cuerpos.
Hoy, en el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Seno, hay que tener presente que en sus primeras fases esa enfermedad no produce dolor, ardor u otras molestias, y no hay que esperar para consultar al médico si se hallan masas extrañas o cambios en la piel de los senos. Además, las mamografías después de los 40 años ayudan muchas veces a encontrar la enfermedad que aún no se ha manifestado.
Por eso, resulta tan importante que una alianza entre la Gobernación de Caldas y Davivienda haya entregado recientemente un mamógrafo a la IPS de la Universidad de Caldas para ayudar en la prevención. Según las cifras hay avances positivos, porque de 100 muertes en el departamento por esta causa en el 2016 se pasó a 79 el año pasado, pero tal reducción es insuficiente. Lo real es que en Caldas 1.500 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de seno en el último año y hay mucho por hacer para cerrarle el paso definitivo a ese mal.
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