Todos los días en Colombia se acuesta uno de cada 10 colombianos sin comer y una de cada tres toneladas de comida se va a la basura, lo que representa 9,76 millones de toneladas al año. En este escenario, la Red de Bancos de Alimentos del país recuperó solo el año pasado 22 mil toneladas de alimentos aptos para el consumo, gracias a las alianzas que tiene con empresarios, agricultores, hoteles, abastos, entre otros. Una labor que se enriquece con campañas como la de #Alimentatón, que en Manizales se extenderá hasta el próximo sábado, y que busca recolectar alimentos no perecederos y de aseo y superar las 10 toneladas.
El banco sirve a instituciones de beneficencia y a ciudadanos que adquieren por menos precio los alimentos allí, donde pueden hacerse a un mercado y garantizar su comida por un precio por debajo del comercial. Lo que se logre recoger durante esta semana se destinará a seis fundaciones y programas que apoyan a las poblaciones más vulnerables, como desempleados, familiares de pacientes que residen fuera de la ciudad, habitantes de calle, niños y adultos mayores de Solferino, una organización que atiende a drogadictos en recuperación en Chinchiná, a 25 desempleados y a venezolanos residentes en Manizales que no han encontrado sustento.
Esa misma labor que cumple el Banco Arquidiocesano de Alimentos se da en otras ciudades del país en donde hay también organizaciones como esta y entre todas forman la red. Es una ayuda invaluable para miles de personas en el país. Estamos en una época en que el consumo mueve la economía, pero esto mismo produce mucho desperdicio, incluida la comida. Por este motivo, esta jornada sirve para valorar la alimentación, para llamar la atención en preparar solo lo justo y que mucha comida que desperdiciamos puede servir a otros.
El pasado martes se cumplió el Día Mundial de la Alimentación y sirvió para recordar que la encuesta nacional de la situación nutricional en Colombia detectó que en el país el 42,7% de los hogares sigue presentando inseguridad alimentaria y que solo el 28% de la población entre 5 y 64 años consume verduras cada día, que uno de cada siete no consume carne y que el 13% de los menores de cinco años y el 10% de quienes tienen entre 5 y 17 años se encuentra en situación de desnutrición crónica, lo que genera problemas para el desarrollo cognitivo, la salud y el crecimiento. Estos datos nos muestran por qué siguen como estructuras inamovibles las brechas de desigualdad.
De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (FAO), el hambre mata a más personas en el mundo que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos. Si bien hay políticas gubernamentales para combatir la pobreza extrema, la realidad es que esos programas no llegan siempre a donde deben, por las condiciones de marginalidad y exclusión que se viven en muchos sectores. Son cifras que deben preocuparnos a todos. Por eso, bienvenida la idea de contribuir en algo con mejorar la calidad de vida de otras personas. Y nada mejor que contribuir a través de quienes han sabido hacer la tarea de llevar alimentos a lugares en donde realmente se impacte, como lo hace el Banco de Alimentos de Manizales. La alimentación es un derecho que debe cubrirse y todos podemos ayudar a que se logre ese objetivo.
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