Las fuerzas vivas de Caldas estarán hoy presentes en Bogotá en un encuentro con la ministra del Transporte, Ángela María Orozco, en el que se le pedirá al Gobierno Nacional que se empeñe en avanzar hacia el cierre financiero del proyecto de Aerocafé, en el que Caldas y Manizales se han comprometido con hacer aportes concretos de recursos. Además, ayer la Aeronáutica Civil siguiendo los pasos de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), decidió avalar los estudios socio-económicos de la iniciativa, con lo que no quedan más obstáculos por superar y solo resta definir de qué magnitud y en qué términos se hará el aporte de la Nación a la concreción de este sueño regional.
Los delegados caldenses pondrán al día a la jefe de la cartera del Transporte acerca de la gran serie de estudios que se han desarrollado durante todos estos años, los cuales uno tras otro han confirmado la viabilidad técnica, ambiental, geológica, socio-económica y demás, sin que existan actualmente argumentos para desestimar una iniciativa que también contempla inmensos beneficios para el desarrollo regional y alternativas muy convenientes para la navegación aérea nacional, cuando cada vez hay una mayor demanda de pasajeros por el transporte aéreo, y está demostrado que la infraestructura aeroportuaria del Eje Cafetero se quedará corta al final de la próxima década.
Nos alegra que el presidente Iván Duque, quien aseguró en campaña que quiere ser el mandatario nacional que aterrice en Aerocafé, haya decidido darle prioridad a esta importante obra de infraestructura para el occidente colombiano. Ya era justo después de superar tantos escollos y de tantos años de espera. El mejor mensaje es que se introduzca en el Plan de Desarrollo Nacional y se destine una partida para ejecutar el año entrante, para reactivar las obras. Eso devolvería toda la confianza al proyecto y se podría comenzar a buscar los inversionistas privados que estén dispuestos a participar en la Alianza Público Privada (APP) que se tiene planteada.
Es verdad que en el pasado se tuvieron problemas, pero se ha hecho todo lo necesario para pasar la página. Es el momento de arrancar con la construcción, pensando en la pista de 2.600 metros, evaluada en los estudios socio-económicos como la opción que arrojaría mejores resultados desde todos los puntos de vista. En este momento es más oneroso el costo de no hacer, dados los enormes beneficios económicos y sociales que traería ese aeropuerto funcionando, que seguir posponiendo una obra que es necesaria para el futuro de la región, como lo advirtió hace unos años la firma inglesa Atkins. Estamos frente a una necesidad urgente de la región cafetera y una oportunidad de desarrollo de largo aliento.
Lo que se requiere, entonces, es voluntad política firme del Gobierno Nacional, pensando en que de aquí al 2022 se hagan todos los aportes con vigencias futuras, y que a comienzos de la próxima década podamos tener un aeropuerto confiable y que sirva como dinamizador de la economía regional. La región ha perseverado e invertido cuantiosos recursos en este proyecto, por lo que con la decisión del Gobierno central y una buena ingeniería financiera las obras se podrían iniciar en pocos meses.
Ojalá que no se le inventen más vueltas a una iniciativa que ha demostrado de todas las formas que debe construirse ya. Hay estudios suficientes y conceptos contundentes que lo avalan, de tal manera que se perdería tiempo valioso y oportunidad de crecimiento si no se toma la clara decisión de reactivar el proyecto.
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