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Las deudas enormes de las EPS ($62 mil millones) con el SES Hospital de Caldas llevaron a que la junta directiva de ese organismo tuviera que adoptar medidas para garantizar que la operación del 2017 no tenga consecuencias desfavorables que afecten los servicios de salud prestados allí. Entre las determinaciones se encuentran las renuncias voluntarias de los empleados al aumento salarial de este año, el recorte de personal administrativo y asistencial, la reducción de contratos con especialistas y el cambio de insumos farmacéuticos para bajar costos. La gerencia advierte que así se evitará que el año concluya con un déficit de $9 mil 137 millones.

Entre las deudas aparecen incluso saldos pendientes con EPS que están en liquidación, como Caprecom, y las cifras tienden a aumentar con otras entidades de este tipo que están en dificultades económicas como Cafesalud y Coomeva, por ejemplo, debido a que siguen llegando al servicio de urgencias pacientes vinculados a tales compañías. De tal manera que está en riesgo una institución que ha demostrado ser exitosa en el aprovechamiento de una convergencia de los sectores público y privado, que se ha visto reflejada en servicios de alta calidad para todos sus usuarios, lo cual es necesario proteger de la mejor manera posible.

De acuerdo con la Gerencia del SES, los problemas comenzaron a crecer desde el 2015, cuando los recaudos por los servicios prestados empezaron a estar por debajo de los gastos de funcionamiento, y tocó echar mano de los ahorros para mantener la operación sin afectar el servicio. Sin embargo, ante el incumplimiento de las EPS en sus pagos, ahora se tienen que tomar determinaciones que llevan a gastar menos, lo que podría significar en el futuro el recorte de puestos de trabajo o cierre de servicios. Son pertinentes las actuaciones cautelosas, pero lo más importante es que se puedan recuperar pronto los recursos que están en cartera.

Es clave que se hagan todos los ajustes necesarios, buscando mantener la calidad y la oportunidad en la atención que ha caracterizado al SES Hospital de Caldas desde su transformación hace poco más de una década. Lo fundamental es garantizar la sostenibilidad, entendiendo además que esa no es una entidad con ánimo de lucro y que todos sus excedentes, si los hay, tienen que ser reinvertidos en su operación. Por eso mismo, cada paso que se dé tiene que ser para lograr que el centro asistencial salga adelante para el mayor beneficio de todos los usuarios de la región.

También es el momento de tomar decisiones con respecto a la ESE Hospital de Caldas, la cual debería ser liquidada totalmente, por ser un lastre más que habría que seguir arrastrando en la actual coyuntura. Si hay temas pensionales pendientes o de otro tipo, es posible buscar nuevas alternativas para atenderlos, con lo que se le liberen recursos al Municipio y pueda aportarlos a un mejor servicio de salud en la ciudad. No se justifica en este momento mantener una burocracia improductiva en un ente que no aporta nada. Por otra parte, el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud deberían actuar con mayor determinación y firmeza para obligar a las EPS a ponerse al día en sus pagos.

Evidentemente hay razones de fondo en el sistema de salud que lo mantienen en permanente riesgo, y el SES no es ajeno a esa situación, pero desde la misma institución, y desde sus mismos accionistas y miembros de la junta directiva es mucho lo que puede lograrse si hay una estrategia seria orientada a no dejar profundizar las dificultades del hospital. Esperemos que el momento actual solo sea una transición hacia un mejor panorama para ese centro asistencial.