Sería un estado ideal poder contemplar la arquitectura republicana de Manizales sin interferencia alguna de vendedores ambulantes o carros, poder pasear por el Centro Histórico como un momento de recreación y de disfrute de la cultura visitando un sitio seguro, bien iluminado, con restaurantes, museos, galerías de arte, teatros, cines y cafés. Me imagino escenarios cada tres cuadras, con espectáculos musicales donde el visitante pueda hacer un recorrido por el folclor colombiano con solo pasear por la 23 desde el Parque Olaya hasta el Parque Fundadores. Sería darle un uso a ese suelo tan histórico y tan nuestro, mucho más interesante y justo que el que le estamos dando hoy en día.
Pero... nuestro Centro Histórico no está maduro para dar ese paso. Propuestas encaminadas a peatonalizar, siquiera parte, solo conducirían al hundimiento y pérdida total de ese legado ancestral. Las razones son sencillas y en este punto debemos ser analíticos y dejar de soñar. El potencial económico de los andenes históricos, y solo los andenes, lo descubrieron otras gentes mucho antes y lo ocuparon y lo vienen usando con provecho imponiéndole un sello muy preciso al Centro Histórico. Así que con cerrar para carros el paso por carreras como la 23 solo va a dar como resultado que se amplíe el espacio para vendedores ambulantes, que son una fuerza que sabe ejercer presión basándose en que la jurisprudencia colombiana le da prelación al derecho al trabajo sobre el derecho al espacio público.
He oído relatos atroces de cómo y por qué se expiden los permisos para el usufructo del espacio público, que hacen burla de cualquier código porque todo ese comercio informal está amparado en permisos. Vender al sol y agua no debe ser un oficio atractivo; más sin embargo, cada semana se ven más puestos de gente esforzada en ganarse, de cualquier forma, su sustento. Y el que escribe esto vive en el Centro y no mira desde un barrio periférico el asunto. El Centro nuestro ha sufrido una transformación en su uso, que se debe tener en cuenta para diseñar un futuro serio para ese único y tal vez el más valioso espacio de la ciudad.
El comercio del Centro atiende a una clientela estratos 1, 2 y 3 porque los patricios de otros tiempos hace mucho se ubicaron en otros barrios, así que destruir esa economía que se amoldó a esos nuevos habitantes y usuarios debe ser tenida en cuenta. El Centro es residencial, a pesar de que su función se centra alrededor de la Administración pública, local como departamental, y es sede de bancos y juzgados. En el Centro vive gente desde hace muchas generaciones y tiene una gran población flotante, usualmente foránea. Intervenir ese tejido urbano, así como se intervino San José, sería poner en riesgo la paz y el bienestar de esas manzanas que han sufrido incendios y temblores y no merecen ser atropellados por gentes que no se esfuerzan en planificar los cambios con una proyección mucho más importante.
Entiendo que por ley no se permiten casinos en los centros históricos. Pregunto: ¿qué se va a hacer con ellos dentro de un nuevo esquema para el Centro Histórico? ¿O son ellos los que se oponen a la declaratoria oficial de Centro Histórico para que no sean reubicados allá donde la ley señale, y no donde ellos quieren quedar en prejuicio del bien común? Ahora me pregunto: ¿Dónde está la infraestructura cultural para imprimirle un sello diferente al Centro Histórico? ¿Los museos, las galerías, cafés literarios, cines o teatros donde están? ¿Y no es más importante establecer esta infraestructura primero y después proceder a cerrar vías? Con una Calle del Tango, importante ejemplo de cómo podría ser el Centro Histórico de Manizales en un futuro, no es suficiente para sustentar la cultura en ese espacio en riesgo. ¿Es el Centro Histórico un atractivo turístico? !No! Y la razón es sencilla: a los mismo manizaleños no les gusta ir por caótico y desbaratado, así que no nos hagamos ilusiones con que cerrar vías para otorgárselas a peatones vamos a intervenir el Centro positivamente.
El próximo ciudadano número uno, léase alcalde, haría bien al arreglar los andenes y no meterse a ensillar bestias sin antes traerlas. Ahora, si ese ciudadano número 1 que vamos a elegir en unas semanas resulta realmente emprendedor, diseñaría un plan con fases bien determinadas para reestructurar el Centro y favorecer a los que vivimos en él. Así, después de un proceso vigilado por él durante cuatro años, lo peatonalice. De lo contrario, nos convertiremos en los testigos del nuevo incendio de Manizales y sabemos que no hay Aquilinos, Pompilios o padres Hoyos para reedificarlo.