El canal de noticias británico de tendencia derechista ‘GB News’ es objeto de cuatro investigaciones separadas por el organismo regulador de medios del Reino Unido, Ofcom, incluidas tres investigaciones sobre el uso de políticos como presentadores en el canal, reportó la semana pasada el diario Financial Times.
Esta acción significa que el canal de televisión ahora enfrenta siete investigaciones separadas por esta entidad. El código de transmisión de medios del Reino Unido establece que ningún político puede ser presentador de noticias, entrevistador o reportero en ningún programa de noticias “a menos que, de manera excepcional, esté justificado desde el punto de vista editorial”.
Ofcom anunció que está investigando tres programas bajo la regla de “políticos como presentadores”, incluido un episodio de “State of the Nation”, presentado por el miembro del Parlamento conservador y exministro del gabinete Sir Jacob Rees-Mogg, que cubrió un incidente de apuñalamiento en Nottingham de mediados de junio.
Es más, John Nicolson, un miembro del Parlamento del Partido Nacional Escocés y parte del comité de medios de la Cámara de los Comunes advirtió en marzo sobre “una politización y ‘americanización’ progresiva de las noticias” en el Reino Unido, país que tiene un extenso control sobre cómo funcionan sus espacios radiales y televisivos.
Y no es la primera vez que GB News lo hace. En mayo, Ofcom encontró que este medio violó las reglas de transmisión al emitir un programa en el que la autora estadounidense Naomi Wolf comparó la distribución de la vacuna Covid-19 con “asesinato en masa”.
En Reino Unido, Ofcom puede imponer sanciones si una emisora o televisora ha infringido gravemente, deliberada, repetida o imprudentemente uno de sus requisitos. Las sanciones pueden incluir una orden de no repetir el contenido; una orden de emitir una corrección o una declaración de las conclusiones de Ofcom; multas financieras o una reducción, suspensión o revocación de la licencia de operación.
Hay que repetir que Ofcom no vigila la labor de los periódicos, solo producciones radiales o audiovisuales, si no, otro sería el cantar, sobre todo, en un país de fuertes tabloides que han causado grandes daños legales con el paso de los años.
Y aunque la historia de GB News se vea lejana, casi que irrelevante para nuestra actualidad noticiosa colombiana y a casi nadie pueda importarle, puede servir para sentar un precedente ético y periodístico en nuestro país, donde los nuevos formatos han llevado a directores de medios a entregarles valiosas franjas informativas a políticos que están bajo el disfraz de periodismo objetivo y certero.
También, porque estamos en época electoral y se sigue confirmando lo que ya sabíamos de contiendas pasadas: hay un canal de doble flujo entre periodistas que se lanzan a la política y que, si fracasan, vuelven al periodismo. De la misma manera, sucede con políticos que usan los medios de comunicación como escampadero de sus calamidades electorales y que fingen tener un espacio de opinión o noticias en un medio para lanzarse a la política. Frente a estos camaleones hay que estar alerta, en especial, en Manizales.
Obviamente, nuestra regulación es completamente distinta a la británica. En Colombia habría discusiones profundas por la libertad de expresión y otros derechos que invocarían quienes buscan obtener acceso casi que irrestricto a un micrófono.
Pero, de otro lado, están los responsables editoriales de las emisoras vigilando que sus canales no se conviertan en arma electoral y brazos políticos. En esta tienda, naturalmente, el medio es libre y puede curar éticamente las participaciones de sus talentos al aire mientras resiste a la andanada de críticas emitidas por cajas de resonancia (bodegas) en redes sociales con el fin de perjudicar su trabajo y posición editorial.
Hay que poner especial cuidado, sobre todo en internet, puesto que ahora los espacios con motivaciones políticas cada vez más se enroscan y se tuercen al gusto con el fin de poder encajar en el perfil de un medio noticioso para difundir contenido a modo de tácita propaganda política. Los políticos están ahí y, muchos de ellos, bajo la piel del periodismo.