Después de la tempestad, viene la calma. Este viejo y conocido refrán parece ser la explicación más sensata para entender el desenlace de los tormentosos meses que vivió la economía colombiana por cuenta del dólar, que empezaron en el segundo semestre del 2022 y alcanzaron su peor momentos el 5 de noviembre pasado, cuando el dólar se cotizó en $5.061, el precio más alto de toda la historia colombiana. La cifra de ese día, en adelante y por los próximos meses (pocos o muchos, nadie lo sabe) será quizás el principal referente cuando se hable de la devaluación del peso. 
En todo caso el desenlace de este capítulo deja un dólar por debajo de la “barrera” de los $4.000, cerrando ayer en $3.899. ¿Seguirá bajando de precio?, ¿será hora de vender, ante posibles nuevas rebajas? ¿o será hora de comprar, ante un eventual rebote del precio? Estas son preguntas que muchos hacen insistentemente; desafortunadamente nadie tiene la bola de cristal para predecir el precio del dólar. ¡Nadie! Lo que si podemos hacer para interpretar el contexto de su reciente turbulencia, es devolvernos un poco en el tiempo y observar los hechos que de una u otra forma han marcado su tendencia.  Y para ello conviene resumir las causas en dos grandes grupos: las externas y las internas. 
En lo externo, dos hechos en EEUU, principalmente, han marcado la baja del dólar: Inflación y Tasa de Interés. En relación con la inflación estadounidense, ha sido notable su disminución, del 8% en diciembre de 2022, a 3% en junio pasado; y respecto a la Tasa de Interés, no menos importante ha sido, primero la pausa y luego la moderación  de la Reserva Federal (FED) en sus constantes incrementos. Dos hechos que sumados, motivaron a los inversionistas estadounidenses a “sacar” dólares de ese país, lo que “de rebote” permitió que en Junio de 2023 llegaran a Colombia 1.728 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa, hecho que indudablemente contribuyó a la disminución del precio del dólar.
En lo interno podrían citarse, al menos, dos situaciones que han jugado a favor: i) paradójicamente la débil coalición de gobierno, ad-portas de la segunda legislatura, ha evidenciado que ni el país político, ni mucho menos el económico, están dispuestos a tramitar los cambios propuestos en los proyectos de reformas, lo que ha traído “calma a los mercados”; y ii) es evidente el responsable manejo de la política monetaria por parte del BanRepública, que ha llevado a que el diferencial esperado de tasas de interés entre Colombia y EEUU, genere una natural presión de flujos de capitales hacia el país.
Un dato final. Si el dólar hubiese seguido la misma tendencia de los cuatro países referentes de América Latina (Perú, Chile, México y Brasil) desde la elección de Petro, hoy valdría $3.600. Por el momento, todo parece indicar que el piso de la tasa de cambio en los próximos meses estaría alrededor de $3.800, con riesgos al alza en función del éxito que tengan los proyectos del gobierno y/o sus consabidos sobresaltos. Confiemos en que la calma persista y no llegue una nueva tempestad.
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Registro con mucha tristeza la partida de Olga del Socorro Serna. Me quedo con el grato recuerdo de su amistad, la maravillosa persona y su excelente perfil profesional; y con la gratitud de haber contado en mi equipo de gobierno con su trabajo incansable, eficiente y honesto al frente de la Secretaría de Desarrollo Económico de Caldas. Mi solidaridad sincera con Jairo Quintero, su esposo y con sus hijos Pablo Felipe y Juan Camilo, extensiva a toda la familia. Paz en su tumba.