Después de un tiempo sin dedicarle palabras a esta columna por diferentes factores, me encuentro hoy escribiendo desde el suelo manizaleño, un lugar que no pisaba hace un buen tiempo. La ciudad me recibe con preocupaciones que abrazan diversos aspectos, pero con la esperanza, ya que a esta pesadilla “liberlandeana” le quedan pocos días para que termine. Contemplo una ciudad desordenada que, lamentablemente, se ve reflejada de manera clara en el caos de la movilidad. En las calles, el respeto hacia los demás parece haberse esfumado, siendo el mal parqueo y los avispados la punta del iceberg de este problema. El tejido urbano se ve afectado por una falta de orden y consideración, generando un entorno en el que la convivencia se ve comprometida a diario.
También percibo una preocupante falta de compromiso ciudadano hacia Manizales. La desidia se manifiesta en la indiferencia ante el estado de la ciudad y en la falta de un sentido de pertenencia. Este desinterés no refleja el orgullo que deberíamos sentir por nuestra ciudad. En este contexto, se vislumbra la necesidad de promover una cultura ciudadana que fomente el respeto mutuo, la responsabilidad individual y colectiva, y el amor por Manizales. Un llamado a la reflexión para que cada habitante se involucre activamente en la construcción de una ciudad más ordenada, segura y vibrante. Deseo que al alcalde electo, Jorge Eduardo Rojas, tenga la firmeza y audacia para retomar la grandeza de esta ciudad.
En el 2024 estaré escribiendo, en inicio, cada 15 días. Quiero invitar a todos ustedes a que me acompañen en esta conversación para abordar temas que les interesen o que quieran que sean discutidos. Este espacio es también suyo, pueden contactarme a jmdussanlopez@gmail.com Les deseo una feliz navidad y próspero año nuevo. Nos estamos leyendo.

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Pd. Ya hace un poco más de mes y medio el fulgor de Nicolás Restrepo dejó nuestro mundo y no podía dejar de volver a escribir en este periódico sin agradecer su legado y confianza al permitirme llegar a todos ustedes por medio de La Patria. ¡Nicolás, Gracias!