Recientemente, el Ministerio de Hacienda publicó el Informe de Viabilidad Fiscal para Manizales. Su análisis ayuda a reflexionar sobre el estado de las finanzas municipales de cara a los retos que tendrá el nuevo alcalde de la ciudad. En esencia, la administración de las finanzas públicas no es diferente a la de un hogar típico de la ciudad, y las variaciones que se muestran son crecimientos reales (tienen descontada la inflación de 13,12%).
Un municipio vive de los impuestos que cobra, los que denomina tributarios; de los dineros que le envía el Gobierno nacional, transferencias y de las utilidades que generan las empresas que tiene o de los créditos que adquiere, recursos de capital. El símil del hogar sería los salarios e ingresos laborales, la ayuda de familiares y las rentas provenientes de nuestras inversiones o del uso del crédito bancario.
Los ingresos tributarios crecieron 14% impulsados por el incremento del impuesto de industria y comercio, que aumentó 31%; las transferencias se redujeron en 4% y los recursos de capital disminuyeron en 27%, pero por menores utilidades, porque el desembolso de los créditos creció en 34%. En nuestro hogar, aumentaron los ingresos laborales, nuestros familiares “ricos” nos enviaron menos plata; nuestro emprendimiento no dio utilidades y tuvimos que recurrir a crédito bancario.
Los gastos de funcionamiento, la nómina, se incrementó en 13%; el servicio de la deuda, pago de créditos, creció 18% y la inversión, los gastos en sectores, se reducen en 8%. Traducción al hogar: crecieron los gastos de arrendamiento, servicios públicos, y el dinero que pagamos a los bancos, por lo que tuvimos que reducir las inversiones en electrodomésticos, viajes, educación y salidas fuera del hogar.
¿Cuál es el balance para la ciudad? Si obtenemos la diferencia entre el recaudo efectivo y los compromisos asumidos, arroja un déficit de $35 mil millones (recordemos que el año anterior este déficit fue de $ 6 mil millones). ¿Qué hizo el Municipio para cubrirlo?, recurrió a préstamos bancarios y recursos del balance. En nuestro hogar para cubrir nuestros gastos corrientes, tuvimos que comprar con tarjeta de crédito y créditos bancarios.
Un asunto que deberá revisar la nueva Administración es que el balance consolidado de todas las entidades descentralizadas también es deficitario, la mayoría genera déficit, con excepción de Aguas de Manizales y el SES Hospital de Caldas; entre las que concentran el déficit están Ideas más (-$54 mil millones), Invama (-$17 mil millones) e Infimanizales (-$15 mil millones).
El saldo de la deuda en 2022 creció en $40 mil millones, ascendiendo a $145 mil millones. La noticia para el nuevo alcalde es que le corresponde pagar el 70% de las amortizaciones en su gobierno. Y en cuanto a la capacidad de endeudamiento, el informe restringe la capacidad futura si se tiene en cuenta la inclusión de los pasivos no financieros. La situación se agrava cuando revisamos que los dineros de la deuda están en fiducias, CDT, en entidades cuestionadas, las obras por ningún lado y a punto de un cierre fiscal donde las autorizaciones finalizan.
Imaginemos a este hogar típico mercando mensualmente con tarjeta de crédito, pagando intereses a bancos por el apartamento nuevo, pero el constructor suspendió la construcción, pagamos y pagamos cuotas mensuales y no vemos sino un lote cerrado, con ladrillos y varillas en su interior. Seguro que nuestra situación financiera nos está preocupando. Y entonces, ¿para qué nos endeudamos?, para financiar el museo de obras inconclusas.