Han pasado 9 días desde las elecciones generales en España provocadas por la disolución constitucional del Congreso. Los resultados, una vez contabilizados los resultados del exterior sitúa a dos fuerzas políticas tradicionales definidas desde hace muchos años: El Partido Popular, PP, y el Partido Socialista Obrero Español, PSOE. Sin lugar a dudas, uno de ellos gobernará. Aunque existe una sombra para convocar nuevas elecciones si es imposible formar gobierno, pero aun así cualquiera de ellos deberá definir en primer lugar las mayorías electorales. 
A diferencia de Colombia, nadie ya pronunciado palabra o frase alguna sobre un robo electoral a pesar de la estrecha ventaja numérica de uno de ellos. Hay otras formaciones políticas que deberán, si se dan las negociaciones, ayudar a alcanzar la mayoría en el Congreso. 
No parece, y no debe haberlo, que entre los dos mayoritarios haya concesiones en favor del otro. Lo que se impone ahora son los pactos e positivo o en el en negativo con abstenciones para reconformar una mayoría decisoria que finalmente conduzca a una investidura formal del nuevo gobierno.
Por ahora todo es diálogo abierto o encubierto, con resultados de aproximación o distanciamiento. Las demás fuerzas políticas que tienen importancia por el número de votos aportantes en el Congreso, tienen un papel fundamental en la consolidación de la mayoría rumbo a un gobierno.
Profunda diferencia entre el sistema presidencialista de Colombia y el que rige en España. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas porque en medio de la maraña de los resultados e intenciones, todo es posible y ya se vio lo que sucedió con la gran coalición cuando se aprobó la reforma tributaria y como se pulverizó con la reforma al Sistema de Salud.
Para aproximar fuerzas se ha especulado con dos términos que han producido posiciones antagónicas: Amnistía e indulto. A ello se le añade que si los pactos se hacen para gobernar o legislar, sutil diferencia que puede ser más semántica que pragmática.
Hasta la fecha ninguno de los dos partidos ha anunciado que ha obtenido la mayoría para ser sometido a elección del Congreso, quien finalmente decidirá quién gobernará a España en cumplimiento de la Constitución. Una abismal diferencia con Colombia, ni para bien ni para mal.
Pareciera que el pueblo español tuviera una mejor formación política. La respuesta hay que encontrarla en la vida, desarrollo e intereses de los pueblos. Lo que verdaderamente establece una continua diferencia en el gobierno de las sociedades, está dado por el conocimiento de la esencia de las sociedades: Continentes, historias, participaciones, exigencias y compromisos.  A pesar de las grandes diferencias y casi que irreconciliables, en el trato entre los congresistas y líderes, hay respeto por la persona, aunque se combatan duramente las ideas y posiciones. Todo tan diferente al lenguaje utilizado entre políticos y hasta increíbles diplomáticos colombianos. 
Fumadores
Hay que agradecer a las campañas, todavía insuficientes, para erradicar el consumo de tabaco en Colombia, porque en España, el mal hábito en jóvenes y adultos de todas las edades se ven por doquier sin distinción de género. En las calles, parques y sobre todo en bares, se observan grupos, parejas y en solitario, fumando sin la menor consideración para con el vecino.
Despectiva 
Hay palabras despectivas como españolete.  Afortunadamente colombianete no es de  uso común ni de buen recibo. ¿Cómo le parece sudaca? Jamás debe ser usado por peyorativo.
Parlamentario
¿Alguna vez se tendrá un sistema parlamentario en Colombia que defina la elección del presidente de la República? Está tan cerca o lejos como el Sistema Federal.
Zarautz, 2023.