América es el continente que abarca desde el océano Ártico en el norte hasta las islas Diego Ramírez en el sur en donde se encuentran los océanos Pacífico y Atlántico que su vez determinan los límites entre el occidente y oriente. El territorio americano se divide en tres sectores: Norte, centro y sur, en los cuales viven 12.5% de todos los habitantes del planeta. El norte se subdivide en dos segmentos: América Latina y América Anglosajona. 
A pesar de otras teorías, con la llegada de Cristóbal Colón procedente de España a una isla que se conocía como La Española: Haití y República Dominicana, se inició el descubrimiento. Allí se inician las relaciones entre América y Europa, las cuales hoy son múltiples con todas las variantes posibles a través de 531 años. Desde hace algunos años han aparecido voces que denigran del hecho y de la conquista.
Borrar los acontecimientos previos es una necedad.  Narrarlos y analizarlos es una función que compete tanto a europeos como americanos e inclusive a nadie, sin importar donde resida, podría vetársele su visión histórica de la conformación y desarrollo de América, entendida como un todo o una parte.
Acaba de ser publicado el libro: El Descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo, escrito por el español Esteban Mira Caballos, doctor en historia. Un interesante texto de especialista en el tema. Mucho se ha expresado de lo que sucedió de allá para acá y menos de lo que aconteció de aquí para allá.
Extensas descripciones cuentan sobre los productos que América proporcionó a Europa a través de los viajes de regreso. Entre ellos, independientemente de los productos de la tierra, los más llamativos fueron los minerales preciosos en diferentes formas, incluyendo monedas cuando se pudieron acuñar, además joyas de trabajo artesanal. 
Sin embargo, el desplazamiento de personas nativas hacía Europa en tiempos de descubridores y conquistadores, principalmente en los siglos XVI y XVII, ha ocupado lugares secundarios. Con este libro se evidencia el significado de esa incorporación humana americana a Europa, España y Portugal. 
Desde América viajaron forzadamente como personas esclavizadas o como seres libres por diversas circunstancias. Los indígenas esclavos eran considerados flojos comparados con los africanos, por lo tanto, valían menos, aunque eran leales y quizá por su carácter exótico los hacían paradójicamente costar más. Varios indígenas de estirpe noble dieron origen, según el libro, a miembros de la realeza española.
Si ahora el cambio de residencia, temporal o definitiva, de americanos a Europa causa en las personas latinas dificultades comenzando por el clima y los cambios culturales, en esa época los ambientes eran supremamente difíciles y más cuando llegaban enfermos. 
Entre las relaciones sociales las parejas amancebadas eran más que los matrimonios y pocas uniones de indios con mujeres españolas. Ambos sistemas produjeron efecto en la descendencia europea. No puede desconocerse la endogamia que existió en determinados círculos.
Un tema que trata el libro es la cuantificación de las personas emigradas a España, siglo XVI, sin encontrar un número preciso se calcula que llegaron más de 2.500. Se demuestra, que por 1453 y 1525, la mayor parte provenía de la región subsahariana 60.9%, del entorno musulmán 26.48%, 2.65% de las Canarias y 0.68% americanos vendidos en Sevilla
El género masculino, la edad y la etnia marcaron la diferencia en los mercados de esclavos.
La historia debe ser conocida desde varios enfoques y este libro brinda una aproximación a los dos lados del problema migratorio.
Jamás será expresado todos sobre los hechos antiguos e inclusive de los actuales. Por las vivencias modernas se sabe que nadie debe pretender la verdad absoluta que de todas maneras no existe.