Ahora que se acabó la tan anhelada Feria de Manizales, debemos hacer un balance de lo que vivimos los manizaleños y los visitantes nacionales y extranjeros durante su versión número 66, para destacar lo lindo y lo feo, lo bueno y lo malo, lo que hay que resaltar y lo que se debe mejorar.
En primer lugar, se debe destacar el trabajo de la Policía, que en informes entregados después de la culminación de la feria afirma una disminución del 61% de los delitos referentes a hurtos, homicidios, extorsiones y casos de lesiones personales. Cabe aclarar que Manizales continúa siendo la ciudad más segura del país, pero que al recibir más de 400.000 visitantes, la fuerza pública debe doblar sus esfuerzos para contribuir a la tranquilidad del desarrollo de cada uno de los festejos que ocurren durante la semana de feria.
Entre los eventos a resaltar también se encuentra el Reinado Internacional del Café, en el que como es costumbre se integraron en los desfiles una variada y numerosa participación de agrupaciones folclóricas, con sus danzas y rituales, así como las reconocidas y coloridas carrozas, que engalanan las calles de la ciudad. En cuanto a la tauromaquia, el balance también resulta satisfactorio por la asistencia a la plaza, pero algo que sin duda la afición le pide Cormanizales, organizador único de la fiesta brava, es la variedad en los carteles, con repertorio en toreros y ganaderías, y retomar las tardes con los tres alternantes de rigor.
Sin embargo, a quienes vivimos la feria nos queda un sinsabor después de hacer un balance crítico de lo ocurrido. Pareciera como si a la administración de turno le hubieran faltado fuerzas para mantener en lo alto el posicionamiento como “la mejor feria de América”, eslogan que la ha caracterizado durante años, siendo una feria que sin duda hace parte del exclusivo grupo de las ferias y/o eventos más importantes del país. Por poner un ejemplo, no se leyó el pregón de la feria desde octubre del año inmediatamente anterior, costumbre que se ha mantenido casi desde sus inicios, anunciando su puesta en escena y los eventos principales de la misma. Como caso atípico para esta versión de la feria, el pregón fue leído por el alcalde en el primer día, antes de dar inicio al primer concierto de la Plaza de Bolívar, mientras fue abucheado por varios espectadores.
Por otro lado, fue evidente la falta de organización para llevar a cabo ciertos eventos. Un caso evidente fue la falta de planeación logística ocurrida en Fondas y Arrierías, en donde casi ocurren estampidas debido a la espera de más de dos horas de cientos de personas para ingresar. Otro lunar que deja la feria fue la baja asistencia al Superconcierto en el Estadio Palogrande, quizás por la falta de la respectiva campaña de expectativa que se realiza meses antes del evento y por la falta de nivel de sus artistas.
La Feria de Manizales es sin duda el evento cultural más importante de esta ciudad y del departamento de Caldas. Reconocida como la feria más grande, importante y emblemática del continente americano, a esta feria le gusta recibir a propios y foráneos a partir del primer domingo del año, según tradición histórica, y se extiende por una semana con gran variedad de eventos artísticos y de entretenimiento. Es por este motivo que sea cual sea la administración ejecutora de la feria, tiene la responsabilidad de hacer de esta fiesta la mejor, con la planeación estratégica y estructurada de sus eventos. Es deber propio y fundamental del Instituto de Cultura y Turismo de Manizales hacer cada vez de esta una mejor feria, pues para nadie es un secreto la derrama económica que dejan los eventos en la ciudad y que son cientos las personas que viven y tienen sustento gracias a esta gran fiesta.