Hoy, en algún momento, lleva a tu madre a un lugar sereno y te sientas en frente de ella.
Este ejercicio será super sanado y liberador para los dos. Dile lo que sigue con amor puro:
“Mamá, gracias por darme la vida y todo lo demás que me has dado con entrega total.
Mamá, comprendo que, en tu realidad, me has dado y me das lo mejor que has podido.
No te juzgo, te expreso mi amor y mi gratitud y de corazón perdono aún lo más grave”.
Dobla tu cuerpo de la cintura hacia el suelo y dile: “Mamá te honro y te doy tu lugar.
Aunque yo haya crecido tu eres mi madre, tú eres la grande y yo (la, el) niña-o.
Te amo, me quedo con lo bueno tuyo, y me libero de lo que me frena, es tuyo y no mío. Te amo”.
Haz esto con tu madre viva en el cielo, y le llega. Está VIVA, no hay muertos.

@gonzalogallog