Gustavo Petro celebró con bombos y platillos, y hasta con reducidas marchas, los cien días de su mandato. Cien días que han sido frenéticos en la presentación de proyectos de ley, la mayoría de ellos muy controversiales y que hacen parte de sus promesas de campaña.  
Su proyecto de gobierno es la paz total y está trabajando intensamente en sacarlo adelante. Hay que aclarar que desde Belisario Betancurt todos los presidentes de una u otra manera, algunos con más éxito que otros, han estado luchando por lograrla.
Petro quiere llegar a un acuerdo con todos los grupos que están operando al margen de la ley. Tarea muy compleja debido a que son muchos los actores -incluyendo mejicanos- con intereses y prácticas muy diferentes a quienes une un interés común que es el narcotráfico.
Mientras tanto se siguen presentando muertes de líderes sociales y cada día crecen más la delincuencia y la extorsión, hechos que pasaron de ser un tema de regiones apartadas a presentarse con mucha intensidad en el interior del país, siendo Bogotá una de las ciudades más afectadas. Desafortunadamente, nuestro departamento también está siendo objeto de estas amenazas con mucha fuerza especialmente en el oriente, que no hace muchos años fue impactado violentamente por la guerrilla. 
Las intervenciones nacionales e internacionales muestran a Petro con propuestas muy ambiciosas. A nivel nacional está por verse el resultado final de la reforma tributaria aprobada la semana pasada por el Congreso y cuyo recaudo esperado es muy alto. Hay temores de que esta reforma pueda afectar el crecimiento económico del país, sobre todo porque se va a implementar en un momento en el que la inflación está disparada, el dólar por las nubes y la economía desacelerándose. 
Petro quiere convertirse en el líder latinoamericano con un discurso ecologista en el que está exigiendo que se acabe en el mundo la extracción de hidrocarburos. Igualmente, restableció las relaciones con Venezuela, pero salvo el nombramiento de los respectivos embajadores, poco se ha avanzado.  Se puede decir que Maduro pocas bolas le ha parado a Petro.
La reforma agraria todavía no es muy clara y está latente la invasión de tierras.  Se tienen grandes temores con la reforma a la salud que incluye la posibilidad de acabar con las EPS, argumentando que el sistema de salud del país es el más malo del mundo. Igualmente, hay preocupación con las reformas política, pensional y laboral. Desafortunadamente nada se habla de la reforma judicial, que puede ser la más importante y necesaria para el país.
Mientras tanto Colombia se está derritiendo. El invierno que estamos padeciendo es de los más fuertes de los últimos años y para atenderlo Petro expidió un decreto de desastre nacional con el  que va a destinar más de $2,1 billones en otorgar $500 mil mensuales a las madres cabeza de familia de los territorios afectados, en propiciar la conformación de unas “ollas comunitarias” y les entregará $1.600 millones a las juntas de acción comunal conformadas en los 392 municipios afectados por el invierno, sin que se sepa cómo va a ser el manejo de los recursos y, sobre todo, cómo se va a vigilar y controlar su ejecución. 
En cuanto a las obras públicas, poco se sabe cómo están evolucionando los proyectos viales del país y sobre su campaña de mejorar las vías terciarias.  Tampoco se tiene claro cuáles son las obras de ingeniería que se van a construir para controlar y recuperar los daños originados por la ola invernal. La solución y manejo no puede ser solo para programas asistencialistas.
Los proyectos y propuestas de Petro requieren ingentes recursos. Por muy ambiciosa que sea la reforma tributaria, la plata no le va a alcanzar y se puede complicar aún más el panorama con su propuesta loca y absurda de acabar con la exploración y extracción de hidrocarburos. Entre otras, su principal aliado en el congreso, Roy Barreras, ya se ha pronunciado muy claramente contra esta propuesta.
Ñapa: en su paso por la alcaldía Petro mostró poco respecto con las críticas que le hacían los medios de comunicación. Lamentablemente a los tres meses de ejercicio de su mandato, está generando un ambiente de censura a la prensa.