Los jefes políticos del departamento son Guido Echeverri y Mauricio Lizcano, y la próxima Gobernación va a quedar entre Luis Roberto Rivas y Henry Gutiérrez.  Luis Roberto, a quien acompaña Guido, tiene una hoja de vida muy amplia en el sector público y en el privado, destacándose su paso por la Alcaldía de Manizales y  la Gerencia de la Licorera de Caldas,   pues resucitó esta entidad y la puso a producir excedentes nunca antes vistos.
Henry Gutiérrez, a quien acompaña Lizcano,  es un médico muy reconocido en el medio, pensionado del Seguro Social y dueño de un centro médico en el barrio La Enea, se destaca por su carisma. Desde hace 12 años ha sido diputado del departamento y concejal de Manizales.  
A un mes de las elecciones  conviene hacer un análisis de las actividades y retos que tendrá que ejecutar y realizar el próximo gobernante. El que llegue a la Gobernación   tendrá que enfocarse en mejorar las  vías de comunicación del departamento, las carreteras del norte y el oriente están en  muy malas condiciones y las que comunican con los corregimientos y caseríos son caminos de herradura.  Aguadas y Salamina tienen un gran potencial   turístico, pero es muy difícil que este se fortalezca por el estado en que se encuentran sus vías de comunicación.  
La carretera más importante del departamento es la que conduce a Mariquita, que es la que nos comunica con Bogotá, la Costa Atlántica y  con el oriente del país. Vía que   hay que verla como la conexión entre  los ríos Cauca y Magdalena, en el centro del país.  Inficaldas está realizando los estudios de las variantes a Padua y Fresno y tan pronto se tengan listos, se debe presionar su construcción ante el Gobierno nacional.   
La comunicación con el sur del país, que dispone de una buena vía, tiene pendiente la construcción de  la doble calzada entre Chinchiná y la caseta de peaje Tarapacá dos, donde hay un tramo, en doble carril, en funcionamiento.  Los Pacíficos 1, 2 y 3, de los que el 2 está terminado  y la construcción del 1 y 3 esta en su fase final, permitirán viajar a Medellín  muy rápido y agradablemente. Hay que trabajar para la construcción de la doble calzada de Tres Puertas  hasta el Kilómetro 41 y mejorar las carreteras que comunican los municipios del norte del departamento  con Pacífico Tres. Da tristeza que los pobladores de esta región  tengan tan cerca la autopista  y les cueste tanto trabajo llegar a ella. Igualmente hay que convertir el Kilómetro 41 en el centro logístico del centro sur del departamento.
El nuevo gobernante tendrá que definir el futuro del Aeropuerto de Palestina.  A Petro poco le interesa este proyecto, por lo que le tocará  explorar opciones como la de que su construcción se realice por el sistema de Asociación Pública-Privada, conocido como una APP.   De todas maneras algo se tendrá que hacer, porque la plata que se ha invertido es mucha y el municipio de Palestina no se puede dejar abandonado, con unas obras a medio hacer.
Para atender los permanentes derrumbes que se presentan en las carreteras del departamento, la Gobernación dispone de 10 combos de maquinaria amarilla y el Comité Departamental de Cafeteros cuenta con 5 combos.  Sería muy importante una alianza  para optimizar la operación de los equipos, con lo que los municipios se verían altamente beneficiados.  
Tendrá que sacar adelante  el convenio firmado con la Gobernación de Antioquia para  el mejoramiento de las carreteras Riosucio-Jardín, Supía-Caramanta y La Dorada-Sonsón.
Hay temas muy importantes  como el acompañamiento a los alcaldes municipales en la elaboración de los Planes de Desarrollo, lo mismo que  en programas de fortalecimiento de la educación, luchando por cerrar la brecha que hay entre los estudiantes de la capital con respecto a  los de los  municipios y zonas rurales.  Inclusive, se debe procurar por el mejoramiento o la instalación del servicio de internet, lo que ayudaría de manera significativa a mejorar la información y el aprendizaje  de los estudiantes.
Estos son a grandes rasgos los retos y actividades que tendrá que realizar el próximo gobernador; además, de las propias y rutinarias del cargo, que no son fáciles, ni sencillas, por lo que sin lugar a dudas no le esperan cuatro años suaves ni descansados.