Los colombianos amanecemos hoy con el guayabo -siendo muy fuerte para los que perdieron- de las elecciones regionales, que como ha sucedido en los últimos años, no fueron fáciles. Una campaña que generó, como se esperaba, dificultades en muchas zonas del país por causa de los grupos al margen de la ley, que aprovechando la complacencia del Gobierno nacional consolidaron su poder y control en los territorios. Adicionalmente y, como ha sido usual, en la recta final se presentaron ataques agresivos y violentos entre los candidatos, plagados de mentiras y promesas incumplibles. Se prestó además para el fortalecimiento de las redes sociales divulgando falsas noticias y la aparición de la Inteligencia Artificial (IA) que fue aprovechada para difundir declaraciones con la voz de los candidatos que no eran verdaderas.
Se vieron comportamientos descarados, como el del alcalde de Neiva, quien abusando de su poder hizo contratos a lo largo de su Administración para fortalecerse políticamente. Fue separado de su cargo porque, entre otras cosas, se conocieron grabaciones diciendo que tenía 50.000 personas contratadas con plata del Municipio para que el día de elecciones hicieran campaña y votaran por su candidato. El Consejo Nacional Electoral también puso su “grano de arena” al tomar decisiones tardías respecto a las inhabilidades de algunos de los candidatos, lo que generó un caos en el electorado.
En medio de este clima, se empezaron a visualizar los posibles candidatos para reemplazar a Petro en su Presidencia. Daniel Quintero, exalcalde de Medellín, se ha mostrado cercano a Petro. Tanto que se ha especulado que hace parte de la baraja para que lo nombre en algún ministerio. Su estilo es camorrero y mentiroso, inclusive más que Petro. Tiene en su contra que no es un “pura sangre” del Pacto Histórico, lo que en su momento le va a generar dificultades para lograr al final el apoyo del presidente en sus aspiraciones; además, su imagen en Medellín que podría ser su base electoral, está por el piso.
Claudia López anda de pelea abierta contra Petro. Antes de que se postulara a la Alcaldía de Bogotá era su seguidora. Como candidata y como alcaldesa ha chocado muy fuertemente con él, especialmente por la obsesión de Petro de que el metro de Bogotá tiene que ser subterráneo, posición que ha llevado a Claudia a referirse hacia el presidente como un “caudillito de pacotilla”. Pelea que prácticamente le ha servido a la alcaldesa como trampolín para su campaña presidencial, que sin lugar a dudas, ante el bajo nivel de aprobación del presidente, sumado a su carácter y a la forma como se le ha enfrentado, puede lograr un fuerte apoyo del electorado.
El otro que aprovechó muy fuertemente estas elecciones regionales para posicionar su nombre, fue el exvicepresidente Germán Vargas Lleras. Hay que tener en cuenta que meses antes, para las elecciones del 2018, se daba por descontado que iba a ser el sucesor de Santos; sin embargo, un “coscorrón” que le pegó a uno de sus guardaespaldas, truncó totalmente sus aspiraciones. Vargas Lleras con su movimiento político, Cambio Radical, recorrió todo el país acompañando a los 8.000 candidatos que apoyó. En esta campaña se dedicó a mostrar que los colombianos estamos viviendo una época de inseguridad histórica y que la violencia es total. Hizo publicidad por televisión nacional en horario triple A -que entre otras vale a millón de pesos por segundo- y en radio a través de las principales cadenas del país; además, se hizo muy visible en redes sociales, en vallas publicitarias, es comentarista en Caracol Radio y escribe una columna semanal en el Tiempo y en La Patria, donde ataca al Gobierno nacional. Vargas Lleras está convencido de que es ahora o nunca.
Aunque es muy temprano para decirlo, Vargas Lleras puede ser el hombre que Colombia va a necesitar para sacarla del “hueco” en que la va a dejar Petro. Su paso por la vida pública le dio la posibilidad de conocer ampliamente al país y sus dificultades y le sirvió para mostrar sus grandes capacidades de ejecutor. El grave problema que tiene es su soberbia y su mal genio. Si no modela su temperamento y su carácter, va a ser muy difícil que los electores lo acompañen con su voto.