Que la pólvora tiene efectos devastadores para muchos desafortunados que son quemados por ella, es una realidad que evidenciamos diciembre tras diciembre. Principalmente las víctimas son niños que quedan mutilados, ciegos, sordos y con graves daños en su salud y apariencia para el resto de sus vidas. Algunos no logran sobrevivir.
Las autoridades hacen campañas invitando a no usar pólvora, la decomisan a quienes la venden ilegalmente o destruyen fábricas clandestinas. Es cierto que estas campañas y las mayores restricciones para su fabricación, uso y venta, han tenido como efecto una importante reducción de personas afectadas por pólvora. Sin embargo, solo en los primeros diez días de este diciembre ya 63 menores habían sufrido serias lesiones en todo el país, según reporte del ICBF. Si bien hoy son mayores las limitaciones, y sin duda se va marcando una tendencia en la disminución del número de personas afectadas, no pareciera que el uso de la pólvora disminuyera, por el contrario, se puede percibir su incesante proliferación. Hay una fascinación por el ruido que se resiste a desaparecer; identificamos las fiestas de Navidad con estruendos ensordecedores.
Hace más de veinte años observaba como Mambo, el perro de la casa donde paso el 31 de diciembre, entraba en pánico a medida que empezaba a sonar la pólvora y a aparecer los fuegos artificiales, temblaba dramáticamente, transpiraba miedo y se escondía debajo de las camas. Por mucho tiempo pensé que era su condición particular, que le "daba miedo" la pólvora. Hace unos años me enteré que no era nada particular esta reacción, que lo obvio y natural es que no solo a los perros, sino a muchos animales domésticos y silvestres, con un oído muchísimo más agudo y sensible que el humano, el estallido de la pólvora les causa un daño y un dolor enorme.
Está más que comprobado lo lesiva que es la pólvora para el sistema nervioso de muchos animales; también afecta el corazón, el sistema respiratorio e incluso los ciclos circadianos. Muchos pájaros abandonan sus nidos al momento de la detonación, algunos se pierden o mueren. Las aves nocturnas como los búhos se ven tremendamente afectadas, mientras el ganado puede llegar a padecer crisis de estrés, tanto como las aves de corral.
Muchas especies de insectos se ven gravemente perjudicadas y mueren por intoxicación debido al humo de la pólvora, humo que valga decir no es nada bueno para niños, enfermos y personas mayores, ya que puede causar complicaciones respiratorias. Pruebas del aire luego de exhibiciones de fuegos artificiales han llegado a mostrar incrementos de arsénico, cadmio, mercurio, plomo, bario radiactivo, perclorato y dioxinas hasta por quinientas unidades.
Hay más vicios ocultos relacionados con la pólvora, por ejemplo, buena parte de ella es producida de manera clandestina, en fábricas insalubres que exponen a sus trabajadores a contaminación por la toxicidad de sus compuestos. Por otro lado, mucha es producida en países como China, con condiciones que reprueban dramáticamente los derechos humanos y con alta incidencia de trabajo infantil abusivo.
No se puede negar que la luminosidad de los fuegos artificiales es grata, que sus figuras son bellas, pero, ¿a qué costo? Respecto al ruido, al estruendo, me parece que es una perturbación innecesaria.
En un mundo que al mismo tiempo avanza y retrocede, la pólvora, a la luz de todos los hallazgos recientes sobre sus consecuencias dañinas, es un paso atrás en cuanto a una vida más inteligente, sensible y solidaria.
Cada vez que Rex, el perro que nos acompaña hoy, ladra tremendamente molesto y alterado por el estallido de la pólvora de los vecinos, es para mí un recordatorio de la estupidez y el egoísmo que todavía conservamos. Qué bueno que desapareciera la tiranía de la pólvora. Sin pólvora estaríamos mejor todos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015