El título de esta columna se me vino a la mente unas dos semanas antes de esta primera vuelta presidencial, pues las encuestas no marcaban nada bien para los dos candidatos de mi preferencia: Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Si bien las encuestas habían caído en desgracia por eventos aquí y en otros lugares en los últimos dos años, de todas maneras es imposible sustraernos a la información que brindan.
El réquiem es una composición musical para misas de difuntos, siendo el Réquiem de Mozart el más conocido. Y ‘Réquiem por un sueño’ fue una película del año 2000, tremendamente dura y desconsoladora, en la cual la ilusión y la fantasía dan paso al terror y a la desgracia. Para no ser muy pesimista, diría que fue solo una asociación libre entre el título de una película y la necesidad de un título para una columna.
Sin embargo, cuatro días antes de las elecciones supe de una encuesta en la cual Fajardo le recortaba sustancialmente la ventaja que le llevaba Petro, pero esta información no se hizo pública por disposición legal.
El no paso de Fajardo a la segunda vuelta deja esa misma sensación que queda cuando el equipo de fútbol que uno sigue pierde en tiempo suplementario. ¿Cómo nos sentiríamos si ahora en el Mundial Colombia perdiera en semifinal en el minuto 93? Duele más que un 3-0 contundente. Pero al mismo tiempo la derrota por poco, en ambos casos, deja la sensación de que existen condiciones para que el resultado sea positivo la próxima vez.
4’987.399 ciudadanos votamos por Fajardo y De la Calle, lo que significa que esta perspectiva política de centro, o centro-izquierda si se quiere, hubiera pasado a la segunda vuelta con un candidato único. En segunda vuelta, Fajardo muy probablemente le habría ganado a Duque.
Faltaron pocos votos, o pocos días, o una encuesta más publicada. Ese es el gran pesar. Pero como lo manifestó con gran aplomo y sensatez Fajardo en la entrevista sostenida con Yamid Amat, esto ya pasó y lo importante es lo que viene.
Valga decir que escuchar a Fajardo y a De la Calle luego de las elecciones produce más frustración aún, que solo con la información de la votación: ambos tienen gran estatura humana, son muy inteligentes y tienen una mirada de la sociedad y del Estado equilibrada, moderna, liberal y social. Esto no es nada fácil de encontrar hoy en día. Por oposición los otros tres candidatos representan perspectivas excluyentes, irresponsables y corruptas. El lector hará los apareamientos respectivos.
Para muchos, la segunda vuelta se presenta como un dilema imposible de resolver. Comparto esta perspectiva. Ninguna de las dos opciones genera tranquilidad. Duque no es solo Duque, y tampoco es solo Uribe, ambos pertenecen a un partido político de derecha dura, defensor de relaciones autoritarias en la sociedad, enemigos de cambios sociales que ya son una realidad, como los relativos a minorías, e irresponsables con los temas ambientales, los cuales son subsidiarios de rendimientos económicos. Además llegarán al poder, porque lo harán, cargados de una inmensa rabia y serán un huracán que va a pretender destruir lo más que pueda de lo construido durante el gobierno Santos, con fijación obsesiva en el Acuerdo de Paz con las Farc. Duque no será Santos II, y si por un milagro llega a independizarse de Uribe, haría de este su más feroz enemigo.
Al dar media vuelta encontramos a Petro, un megalómano y demagogo que puede conducir al país por caminos muy riesgosos, especialmente en lo económico, afectando el bolsillo de absolutamente todos. En medio de un discurso que se presenta postmoderno, encontramos elementos de una vieja lógica de izquierda. Pero sin duda el problema es la persona de Petro, quien una vez presidente quisiera transformarse en emperador, así hoy invite a cogobernar a Fajardo y quiera ser sombrilla para todos aquellos que no van con Duque. Esta posibilidad es un engaño.
Estos cuatro años que vienen serán duros y desagradables en cuanto a la política y el gobierno.
A Sergio Fajardo, a quien admiro profundamente, le pedimos muchos que siga en la política y que para nada descarte el año 2022.
A Humberto de la Calle agradecimiento por siempre. Él ya tiene un lugar en la historia de Colombia.
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