Acostumbro ver el canal de propaganda del régimen venezolano: Telesur. Si no fuera por la tragedia que esconde, daría solo para risas. Sus programas de opinión son el disco rayado de una visión trasnochada del mundo y la sociedad, la perorata de una izquierda de los años setenta. Hace un par de días, veía el programa Jugada Crítica y el 'experto' invitado se refería al golpe de estado intervencionista que se estaba fraguando en el país y a cómo en Caracas no pasaba nada fuera de lo cotidiano, existiendo garantías para una democracia plural. Ese mismo día, hablé con una querida amiga de Caracas y me contaba que en ese momento tenía el gran problema de cambiar unos dólares que había recibido por honorarios en el exterior. Resulta que el efectivo es tremendamente difícil de conseguir y lo requería para comprar alimentos, pues ya no le quedaba nada en la despensa. Cuando logró cambiar, compró 300 gramos de queso común y corriente que le costaron 12.000 bolívares soberanos; el salario mínimo está en 18.000.
Viendo otro canal: Globovisión, el cual tímidamente presenta perspectivas distintas a la del gobierno, observé que en los intermedios de un noticiero se solicitaban medicamentos para una persona y se requerían con urgencia. Lo que me sorprendió fue los remedios que pedían: eutirox y omeprazol. Al preguntarle a mi amiga por esto me dijo que hasta el acetaminofén es casi imposible de conseguir. Esta dramática situación ha hecho surgir iniciativas en las redes sociales como 'Revisa tu Gaveta', la cual promueve un intercambio solidario de medicinas.
La ruina es total: inflación en 2018, según el FMI, del 1.300.000% (Un millón trescientos mil porciento), como la de Alemania en 1923. El gobierno está totalmente quebrado y el hambre afecta toda la población. Pero a esta realidad son inmunes los "enchufados", aquellos que viven del régimen: la élite del chavismo-madurismo merca en Aruba, vive en guetos lujosos, tiene choferes y guardaespaldas y puede ir a restaurantes. Por eso quienes comandan la Revolución Bolivariana no saben del hambre del resto de venezolanos.En Venezuela se instaló una dictadura de una nueva clase mafiosa, con su propio Stalin a la cabeza, un señor grande y pesado, bruto e ignorante, y dispuesto a las peores atrocidades con tal de conservar su puesto de tirano.
Pero lo que no esperábamos los observadores lejanos, e incluso la mayoría de venezolanos, es que el 23 de enero pasado se frotara la lámpara de Aladino y surgiera el remedio a tanto mal. La declaratoria del recién nombrado Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como Presidente Interino de la Nación, ha generado un tornado que sin duda será el fin de la tiranía.
Esta jugada maestra es el fruto de un trabajo permanente de diplomacia de venezolanos en el exilio y de un refinado tratamiento constitucional. Por otro lado es la respuesta a una fatiga total, a un sufrimiento sin par de los ciudadanos. Y los gritos de auxilio fueron escuchados en muchos países: prácticamente toda América respalda a Guaidó y quiere a Maduro fuera del poder. La Unión Europea se expresó de igual modo. Pero, sobre todo, Estados Unidos está tomando cartas en el asunto. Ojalá que Trump no haga gala de sus malas maneras y cause una desgracia mayor en la región. Cualquier uso de la fuerza daría al traste con esta ilusión.
Son muchas las voces que señalan a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana - FANB, como el fiel de la balanza que decidirá en este conflicto. Hasta ahora ha sido el sostén de Maduro y el régimen. Pero esto va a cambiar, pues hay una seria fractura en su interior. El hambre ya se instaló en los cuarteles y en las familias de todos los soldados y de la mayoría de oficiales. Los militares que se han lucrado de este gobierno ladrón no podrán contener el descontento mayoritario. En este sentido es muy útil seguir los informes de la periodista Sebastiana Barráez.
Cuando la ayuda humanitaria internacional esté lista para entrar a Venezuela sabremos qué va a pasar en realidad, tal vez estemos ante la caída de un Muro de Berlín tropical. Recordemos que Colombia se juega mucho en este desenlace.
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