La mayoría de los admiradores de nuestro bahareque no se han preguntado de dónde vienen los elementos que conjuga esta arquitectura. Dirán que eso tan sencillo simplemente proviene de La Colonia o sea, es español. Y esa respuesta es correcta, pero no descubre del todo los orígenes del bahareque que son definitivamente más interesantes. Toda la arquitectura de la cuenca del Mediterráneo, por ende la española, está relacionada y tiene su origen en Mesopotamia. Los inventores de la escritura también inventaron el manejo del barro, ya que es una región donde es escasa la madera y la piedra, pero abunda la arcilla y el agua. Los constructores de la Torre de Babel le dejaron al mundo y a nosotros los caldenses otro importante legado. La teja, la tapia y el ladrillo son del Oriente Medio, de donde pasaron a Grecia, después a Roma, de Roma pasaron a España y con el almirante Cristóbal Colón, terminaron en América. Esa es una ruta que después del año 711 se reforzó con los sarracenos que de nuevo trajeron, desde Persia, más elementos arquitectónicos a la Península Ibérica. Pocas décadas antes de conquistar a España, los árabes se habían tomado todo el Oriente Medio, cuna de la civilización persa y griega. Reforzaré mi argumento con palabras, literalmente. La palabra teja es de origen latino; igualmente ladrillo, lo mismo que tapia, ahora todas las palabras que tienen que ver con barro son de origen árabe: alfarero, adobe y baldosa, por ejemplo. La filología, disciplina que estudia el origen de las palabras, establece una relación entre el concepto que expresa la palabra y la región que inventó o usó cierta tecnología. Lo vemos muy claramente en el tema de los computadores, allí todo es de origen inglés y evidentemente los EUA son el origen de esa tecnología.
La estructura de la casa de la Colonización con su patio y sus corredores con columnas alrededor se basa en la casa griega. El patio, que ellos llamaban atrium tenía en el centro un pluvium o sea una alberca para recoger agua lluvia. El agua en estas zonas áridas del Mediterráneo era un bien muy preciado. Discrepa esta idea de la situación del trópico donde el agua abunda y es urgente evacuar la humedad de las viviendas. En Manizales sabemos mucho de eso. El otro ancestro del bahareque es precolombino. Eran los indígenas grandes constructores, solo se debe girar la cabeza al norte y admirar las obras de los Mayas y de los Aztecas y después tornar la cabeza hacia el sur y admirarse con los logros de los Incas. Los indígenas en Colombia construyeron grandes edificios, de esto dan testimonio los conquistadores, pero en materiales biodegradables como la madera, la guadua y paja, así que no llegaron vestigios hasta nosotros para reconocerlos como grandes arquitectos. Pero sí sobrevivieron las técnicas constructivas. Ellos manejaron el oro con mucho ingenio, pero no llegaron a fundir hierro y por ende no conocieron los clavos o el alambre para emplearlos en las construcciones así que se especializaron en amarrar. Y amarraban con fibras vegetales. De nuevo esgrimo la filología como soporte: palabras como bejuco, cabuya y bohío son de origen taíno, igualmente tambo que es quichua. La falta de hierro, por su gran costo, fue solventado en La Colonia con técnicas constructivas indígenas empleando bejucos. Igualmente la esterilla es un invento indígena. A través de más de 20.000 años de desarrollarse en América, los indígenas tenían un vasto conocimiento de las maderas, especialmente de la guadua y sus usos. ¿La maloka larga con techo muy empinado no esa la misma casa de bahareque de nuestras fincas, a la cual se le colocó corredores alrededor y la dividieron en habitaciones porque los preceptos morales de la religión cristiana exigían que los padres habitasen separados de los hijos?
Durante la Colonización Antioqueña se dio otro avance para perfeccionar este tipo de arquitectura cuando se reemplazó gradualmente el uso de la gruesa tapia y se reemplazó por el bahareque de guadua. El tipo de terreno que se estaba colonizando, que no ofrecía espacios planos para urbanizar, obligó que se retomara un elemento liviano como la guadua, el cual era apto para colocar viviendas en una topografía demasiado empinada y estrecha. Fuera que los temblores, tan frecuentes, eran nefastos para las rígidas paredes en tapia. Convergen en esas casonas de techo de teja que las cubren como un caparazón de algún animal prediluviano; de paredes muy blancas y rugosas; de ventanas y puertas emplazadas con simetría una historia de muchos miles de años y de muchas regiones del mundo. ¡Cómo no admirarse ante esa austera belleza, tan nuestra!
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