Con la venia del zodíaco reencarno en Nostradamus para que a mis posibles lectores el azar -uno de los alias del futuro- no los coja con los calzones abajo:
El hombre de internet seguirá sin inventar como los celulares.
Los ricos seguirán siendo menos pobres y los pobres menos ricos.
El Centro Democrático continuará dañándole el desayuno al presidente Duque por su decisión de dejar de ser el que dijo Uribe. Se preparan para graduarlo de traidor.
Los elenos conservarán el tic de dinamitar el oleoducto. Dirán que el hombre mata lo que más ama.
Le ordenaré al celador del edificio donde está instalado el botón nuclear que no deje entrar al presidente Trump cuando amanezca en la madrugada con cara de marido infiel.
Con su labia de culebrero el presidente Maduro seguirá aumentando el éxodo de sus paisanos que no renuncian al sueño de volver a abrir y cerrar la puerta de sus casas en Venezuela.
Las potencias remotas seguirán utilizando al vecino veneco como idiota útil para asustar el Tío Sam con sus cachivaches nucleares.
Las Farc aceitan los fierros por si les extraditan a Santrich.
Los 7.500 millones de personas que contaminamos lo que queda del medio ambiente avanzaremos en la tarea de tirarnos el planeta entre todos.
Las antipáticas fotomultas que fusilan primero y averiguan después, seguirán siendo la prueba reina de la guerra de la administración contra el ciudadano.
La instancia de la casa por cárcel seguirá vigente para los del gajo de arriba que “primero se enriquecen y después se honradecen”. Los de abajo tendrán la cárcel por cárcel.
El presidente Duque repartirá más mermelada diplomática para ganarse lealtades eternas y calmar apetitos burocráticos de quienes lo llevaron a Palacio.
Tiene a Pachito Santos mandando cartas inútiles en Washington, a Vivian Morales, tomándose selfis con la Gioconda, en el Louvre, de París, con su Lucio, su costilla, y al embajador ante la OEA, Alejandro Ordóñez, promoviendo la pepitoria y la carne oreada de su brava tierra santandereana.
James Rodríguez, el hombre diez del fútbol criollo, se dará en la jeta con su nuevo entrenador por ponerlo a calentar la banca.
De los 675 millones del signo libra que seguimos en circulación, menos del uno por ciento nos guiaremos por el horóscopo de los vecinos zodiacales de virgo y escorpión. De pronto así nos vaya mejor.
El senador Petro, implacable guardián de la moral, fracasará en su intento de explicar el origen del billete que metía lujuriosamente en bolsas para envolver la carne.
Como dice una amiga, para el 2020 tengo el propósito de ser paciente y dejar el mal genio porque el 2019 está encima.
Y con las guerrillas inútiles que se inventa el hombre de las cavernas del siglo XXI Dios “seguirá perdiendo el tiempo fabricando estrellas”.
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