Van cuatro figuras públicas paisas muy apreciadas que han partido en distintas épocas de este mundo terrenal con sus memorias borradas por culpa del temible alzhéimer.
Partieron al más allá, sin despedirse, porque no estaban en sus cabales, tres maiceros de nacimiento: Jaime Llano González, Jaime R. Echavarría y Marco Efe Eusse, y el argentino Julio Arrastía Bricca, quien siempre se consideró antioqueño por adopción.
Los dos primeros fueron amantes y ejecutantes de los teclados y de la música popular. Los otros dos, primeras figuras de la radio, en sus respectivas especialidades. Para la cuarteta, Medellín fue la ciudad de sus entretelas. Sus vidas y obras fueron dignas de encomio.
En el lenguaje popular -cuando ataca a alguien el silencioso mal- suele hablarse, en tono sigiloso, de dos situaciones bien gráficas. La una: “Lo visitó el alemán”, por la nacionalidad del doctor Alois Alzhéimer, el neurólogo y psiquiatra que descubrió, en 1906, la enfermedad que lleva su apellido. La otra expresión: “Se le borró el cassette”. Aquí cabe anotar que el progresivo deterioro de la memoria del paciente no es de carácter mortal. El deceso sobreviene por otras complicaciones. El germano no mata, pero disuelve la memoria y reduce a cero los recuerdos.
Triunfaron en la música dos Jaimes paisas. Vamos primero con Llano, quien desde el órgano vistió de etiqueta los aires andinos, a los que dio vigoroso impulso en la radio, la televisión y la fonografía y compuso el bello bolero “Si te vuelvo a besar”, que cantó Víctor Hugo Ayala. Grabó 60 discos de larga duración para Sonolux, Codiscos, Vergara, FM, RCA-Victor, Yoyo y Fuentes. Con el eximio pianista Oriol Rangel, su maestro y aliado musical, grabó el álbum “Inspiración”, que recoge lo mejor de su repertorio.
Eucario Bermúdez, uno de sus mejores amigos, le dio este sentido adiós: “Jaime Llano González, inolvidable, valioso, admirable y querido Maestro a quien Colombia nunca debe olvidar. De ello nos encargaremos sus amigos de siempre”.
También brilló en los teclados y en la composición el pianista, cantante y compositor Jaime R. Echavarría, autor de canciones tan famosas como “Noches de Cartagena”, “Traicionera”, “Cuando voy por la calle”, “Serenata de amor” y “Me estás haciendo falta”. Descendiente de don Rudesindo Echavarría, fundador de “Coltejer”, incursionó en la política. Fue ingeniero químico, gobernador de Antioquia y embajador en Suiza y Etiopía. En una “Cita con Pacheco”, el inolvidable Fernando González lo hizo ruborizar al llamarlo “el Agustín Lara colombiano”.
Continuamos con dos destacadas figuras de la radio medellinense: don Julio Arrastía y don Marco Efe Eusse. El uno, forjador de la gloriosa “Licuadora antioqueña”, liderada por Ramón Hoyos, que se imponía en las Vueltas a Colombia, y al retirarse del ciclismo, como preparador, se convirtió, en el número uno del comentario pedalístico. Se casó con una paisa y sus hijos son maiceros. Argentino “nacionalizado” en Medellín, acompañaba una mañana sabatina, en el centro de la ciudad, a su compatriota Osvaldo Zubeldía, quien murió de un infarto fulminante cuando hacían sellar sendos formularios para apostarle a las carreras de caballos. En su libro “Los Finales tristes”, escribió el periodista Edgar Artunduaga: “don Julio, ‘La Biblia del Ciclismo’, perdió la memoria y terminó narrando competencias imaginarias en su casa. O siguiendo a un mensajero de cicla, para contar en directo sus esfuerzos ‘en la competencia”.
Don Marco Efe, el otro personaje con el que cerramos estas remembranzas, sin duda una de las mejores voces de la radiodifusión colombiana, fue hombre clave en el nacimiento y desarrollo de las cadenas Caracol y RCN, cuando prestó su concurso en La Voz de Antioquia y La Voz de Medellín. Creó y dirigió “Radioprogramas América”, organización radionovelística que llevó a los diales seriados tan recordados como “Lejos del nido” y “Un ángel de la calle”. Fundó, además, la emisora Radio Ritmos, de su propiedad, que marcó un hito en el cuadrante paisa.
Lo dice Wikipedia: “Su talento traspasó las fronteras nacionales. Trabajó en 1952 en la XEW, una de las emisoras más antiguas de México, y recibió una oferta para trabajar en la Voz de América (el servicio de radio internacional del gobierno de los Estados Unidos). Sin embargo, Eusse declinó tan envidiable oportunidad por la difícil logística requerida para vivir en Washington con su esposa e hijos”.
La apostilla: En su obra El nombre de la rosa, el finado escritor italiano Umberto Eco le da un manejo cargado de sabiduría al difícil tema del Alzhéimer, mal que ahora afecta al periodista deportivo manizaleño Javier Giraldo Neira, y que ha impactado, obviamente, a la comunidad caldense.
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