Gracias a una generosidad del empresario taurino don Jaime Arango Vélez (que en gloria esté) experimentamos unos años antes de su fallecimiento el placer de tener en nuestras manos un bien conservado ejemplar del programa oficial de la Primera Feria Anual de Manizales, celebrada por iniciativa del doctor Óscar Hoyos Botero entre el 21 y el 30 de enero de 1955.
Esta pequeña reliquia editorial -testimonio fehaciente del nacimiento de “la Feria que hizo las ferias en América”, frase que acuñó don Ramón Ospina Marulanda, ¡otra alma bendita!- cumple 63 años reposando en los archivos del gran timonel de “Tesma” que ojalá conserven sus herederos.
La publicación es del tamaño de un pequeño novenario dedicado al rezo por los difuntos. Se imprimió a finales de 1954, en Editorial Alfa. En la portada, en azul y blanco, aparece el Escudo de Manizales, con sus puertas abiertas, el mismo que se repite, en rojo claro y blanco, en la hoja que da paso al día a día de la programación ferial, reunida en sus catorce páginas.
El programa registra este cuadro de honor de autoridades de la Primera Feria: Gustavo Robledo Isaza, alcalde mayor. (Lo de “mayor” es una mentirijilla); padre Adolfo Hoyos Ocampo, presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas; José María Gómez Mejía, director de Fomento y Turismo; Carlos Gómez Escobar, presidente de la Junta central; Roberto Cardona Arias, coordinador de espectáculos, y Guillermo Gómez Salgado, secretario general. (El ya casi centenario doctor Robledo es el único sobreviviente de la nómina).
Fueron anunciadores de la edición la Compañía Nacional de Chocolates; Hoteles Escorial S.A.; la incipiente empresa taurina con su aviso muy sencillo, sin ningún emblema alegórico a la fiesta brava, que reza: “¡Toros! No olvide comprar con tiempo sus boletas para las tres corridas más grandes de América: enero 23, 29 y 30. César Girón, José María Matorell, Carlos Corpas, (toreros), y Ángel Peralta, (rejoneador)”. La contraportada fue patrocinada por Radio Reloj que aprovechó la ocasión para presentarse como la emisora más popular de la ciudad.
La apertura de la versión primigenia del famoso evento se hizo el viernes 21 de enero de 1955, sin la lectura del bando o “Pregón de la Feria”, que solo compuso para la edición del año 56, la segunda Feria, el doctor Cardona Arias. La programación fue modestísima aquel primer día. Hubo un raid automovilístico entre Bogotá y Manizales en carros deportivos y de turismo. La salida fue a las 7:00 de la mañana y la llegada frente a la Plaza de Toros, a las 3:00 de la tarde.
El sábado 22 fue verdaderamente movido: a las 9:00 de la mañana hubo salida de vehículos de “Los Tortugos”, (un club deportivo), hacia el Nevado del Ruiz. A las 10:00 de la mañana comenzó el Campeonato Nacional de Esquí, en el mismo nevado. A las 2:00 de la tarde se sirvió un almuerzo en el Hotel Termales que ofreció la alcaldía de Manizales. Una hora después se abrió el desafío de gallos en el Club Versalles. A las 8:00 de la noche, en un tablado levantado en la Plaza de Bolívar, el gobernador de Caldas, coronel Gustavo Sierra Ochoa, coronó a la Reina de la Feria, Alicia Toro Vallejo, en verbena amenizada por la Banda Nacional, auspiciada por el Ministerio de Educación. Esa misma noche hubo galas de esgrima, en la Peña Taurina (todavía no se llamaba Club Los Andes), boxeo y lucha libre, en la cancha de baloncesto; baile, en la referida Peña; verbena popular, en el estadio “Fernando Londoño”, y baile de gala en el club Manizales.
Aquel domingo 23 de enero hubo clásico hípico en el Hipódromo de Palogrande, cabalgata andaluza y carretas del rocío; se repitió como en toda la semana ferial el desafío de gallos en el Club Versalles; a las 3:30 de la tarde se dio la primera corrida en la Plaza de Toros; los remates se registraron en medio de gran jolgorio en la Peña Taurina, el club Campestre y el club Bavaria, el Lago de Aranguito. La Banda del Conservatorio Nacional ofreció en la noche un concierto en la Plaza de Bolívar. También hubo cine público en el parque Liborio Gutiérrez.
Aparece entreverado en la programación del viernes 28 un acto sui géneris para una Feria: la inauguración del Moderno Matadero Municipal, que se produjo aquel lejano día, a las 10:00 de la mañana. 63 años después de este gran oso, vemos este episodio como un brasier en la cabeza.
El sábado 29 la jornada se abrió más tarde. (Lo sentimos mucho, pero se agotó el espacio).
La apostilla: En materia de ofrecimientos al respetable público, la que se sobró, en la feria inaugural, hace 63 años, fue la parte taurina. En sus carteles fijados en todas las esquinas del centro de Manizales se decía claramente que “la empresa garantizaba la bravura de los toros!”. Ni las prestigiosas plazas de Madrid y Sevilla (verdaderas catedrales del toreo mundial) se habían atrevido a contraer semejante compromiso. (Equivocándose también se aprende).
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