Afortunado el anónimo publicista colombiano que parió esta frase la víspera de un Día del padre: “El mejor regalo es un libro porque se abre una y mil veces”.
Dichoso el genio alemán Johann Gutenberg, quien al elogiar su invento, escribió en sus providenciales letras de molde: “La imprenta es un ejército de 26 soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo”.
Encontramos en la libreta de apuntes tantas anotaciones alrededor de este tema, que optamos por proponerles a los lectores el que llamamos “Un recreo para los libros”.
Una tripleta. Para entrar en materia, acusamos recibo de tres obras de sus gentiles autores, con quienes compartimos nómina y aventuras periodísticas, en el pasado, en la agencia Colprensa: “Dónde va la coma”, del consumado filólogo Fernando Ávila; “Huellas en la Academia”, de Jorge Emilio Sierra, y “Periodismo y ética”, de Hernando Salazar Palacio.
El padre y el hijo. Nos llega cuando estamos a las puertas de la Copa Mundial de Rusia el libro “La vida es como el fútbol”, la historia de Hernán Peláez Restrepo, leyenda viva de la radio, escrito por su hijo Jorge Hernán Peláez.
En sala de espera. En el primer semestre del 2018 ha crecido la lista de los libros pendientes de publicación: La historia de la radio, contada por el maestro Antonio Pardo García; la autobiografía de Elkin Mesa Muñoz; la nueva obra cervantóloga del filólogo Efraim Osorio López, que editará la imprenta de la Universidad de Caldas y el perfil biográfico del investigador musical Jaime Rico Salazar, elaborado por Carlos Arboleda González.
Joyas a precios bajos. Tenemos espacio para las librerías “agáchese”, del centro de Medellín, donde para fortuna nuestra encontramos a precio de huevo “Las cartas de Luis Donoso”, en sus dos tomos; “El retrato de Monseñor”, de Adel López Gómez; “Cartas de un viejo”, de Fernando González; “La Mama”, de Mario Puzo, y “Antología de la poesía humorística colombiana”, de Hernando García Mejía.
Mercadeo editorial. En Aranzazu nacieron dos escritores expertos en oficiar como jefes de circulación de sus partos editoriales: Gonzalo Aristizábal, que en paz descanse, y José Miguel Alzate, que los vende a domicilio a sus lectores y no se pierde ninguna Feria del libro para autopromoverse.
Libros bajo el brazo. Hubo una época, en Bogotá, en la que el periodista Guillermo Rodríguez, de Caracol, iba y venía siempre con un libro bajo el brazo. Una de dos: o era un gran amante de la lectura o quería darnos la impresión de que se trataba de un intelectual de alto vuelo. Sus colegas decían, cuando lo veían llegar: “Allá viene el sobaco más leído del periodismo bogotano”.
En el país austral. Dos colombianos amantes de la lectura continúan radicados en Santiago de Chile: Germán Velásquez, dueño de la añorada librería “Palabras”, de Manizales, y Julio Suárez Anturi, editor de las noticias económicas de Caracol y El Tiempo.
Las desmemorias. Así como nos abstuvimos de leer, por insípidas, las memorias de los expresidentes César Gaviria y Andrés Pastrana, haremos lo mismo con las de Juan Manuel Santos, el “benefactor” de dos millones de jubilados colombianos víctimas de sus falsas promesas electorales.
La apostilla: Se la atribuyen a Jean de la Fontaine, unos, y a Theodor Fontane, otros: “Los libros tienen su orgullo. Cuando se prestan, no vuelven nunca”.
Otra ñapa: “Nunca escribo mi nombre en los libros que compro hasta que no los he leído, porque solo entonces puedo decir que son míos”. (Carlo Dossi).
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015