El 15 de julio próximo, cuando caiga el telón de la XXII edición de la Copa Mundial de Rusia, comenzará a moverse el banco de directores técnicos en algunos escenarios del continente americano. Las propuestas se darán a porrillo, de cara a las eliminatorias de Catar-2022, que se celebrará del 21 de noviembre al 18 de diciembre de ese año.
Rápidamente se sabrá si el estratega argentino José Néstor Pékerman continuará a la cabeza de la Selección Colombia o si, atendiendo al clamor de su familia, se retiraría a descansar definitivamente en sus cuarteles de invierno, en su Buenos Aires querido. El país ha sido solidario y grato con este caballero que vino del Río de La Plata a ponernos a soñar.
En los prolegómenos de la actual justa ecuménica la crónica especializada daba como el más probable candidato a suceder al gaucho al cotizado entrenador Juan Carlos Osorio, quien saldrá por la puerta grande del seleccionado mejicano, tras dejar a sus enemigos gratuitos con el rabo entre las patas. Su victoria ante Alemania, en la apertura mundialista, le subió las acciones de manera significativa en la bolsa futbolera. Fue todo un “regalazo” de cumpleaños el que le brindaron sus muchachos nueve días después de su íntima celebración.
Don Google ofrece a los navegantes esta ficha biográfica del exitoso estratega:
Osorio Arbeláez nació en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, el 8 de junio de 1961. Exfutbolista y entrenador de fútbol colombiano, actualmente director técnico de la Selección de fútbol de México. Su carrera como entrenador cuenta con una dilatada cantidad de títulos y logros, entre los cuales destacan el Campeonato 2010 y subtítulo 2011 con Once Caldas, los multicampeonatos con Atlético Nacional desde 2012 al 2015 (logró 6 títulos, disputó 9 finales y fue subcampeón de la Copa Sudamericana 2014); el Campeonato de la Conferencia del Oeste 2008 y la final de la MLS 2008 con el Red Bull New York y la clasificación de México invicta al Mundial Rusia 2018.
En este improvisado camerino para algunos técnicos suramericanos, ocupémonos de este intrincado oficio que tiene su más y su menos, conforme con los resultados; Hernán Darío Gómez, “Bolillo”, tras su reaparición en el banco como entrenador de la novata selección de Panamá, estaría preparando su regreso a Quito como DT de la selección del Ecuador, que esta vez no fue de la partida ecuménica. En la pasada eliminatoria no prosperó un intento de la China para que el paisa desertara de Panamá y liara bártulos a Pekín.
En Santiago trabaja discretamente en la elaboración de sus estrategias el reservado entrenador colombiano Reinaldo Rueda para dos compromisos que tiene a la vista con su selección chilena: 1) La Copa América, el torneo de selecciones más antiguo del mundo, que se celebrará en Brasil entre el 14 de junio y el 7 de julio de 2019. 2) Las rondas eliminatorias latinoamericanas, de cara al Mundial de Catar 2022, tras la vigilia mundialista que soporta por estas calendas el balompié austral.
Algo más: Seguramente estarán prestos a escuchar propuestas, entre otros entrenadores colombianos, Jorge Luis Pinto, Luis Fernando Suárez y, de pronto, hasta el doctor Francisco Maturana, porque de este mal (por llamarlo de alguna manera) no es fácil curarse.
La apostilla: En el 2006, cuando Juan Carlos Osorio iniciaba en Bogotá su dilatado recorrido como técnico en el rentado profesional colombiano, en el Club Millonarios, su más despiadado contradictor era Luis Augusto García, “El Chiqui”, quien decía a los cuatro vientos que el santarrosano “no era un director técnico de fútbol, sino un simple recreacionista de veraneantes en vacaciones”.
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