Tomar decisiones oportunas y asertivas es una competencia importante para la salud mental y la calidad de vida.

Ser asertivo implica tener claridad en nuestros derechos, defenderlos y respetar los derechos de otros; punto intermedio entre la actitud pasiva, otros deciden por nosotros, y la actitud impositiva, agresiva, que trasgrede los límites de los demás, para imponer el punto de vista personal.

En los vínculos de pareja es clave “abandonar el barco cinco segundos antes de que naufrague”, para evitar estar atado a vínculos agónicos, donde no hay un deseo compartido por la pareja de aprender de los errores y restaurar la armonía, o donde un integrante se desgasta en silencio por el temor a afrontar la pérdida. Si la ruptura es unilateral queda la sensación de “abandono”, de orfandad. Este duelo generalmente pasa por las siguientes etapas:

1. Sensación de pérdida: lo que tanto se temía ahora es realidad, que no puede negarse, hay que afrontarla. Se acompaña de sorpresa, temor, incredulidad y enojo. Un error frecuente es suplicar a la pareja que retorne.

2. Desesperanza: depresión, baja autoestima y pérdida del sentido de vida. El aislamiento torna más prolongada esta etapa. El autoengaño, la negación, evita afrontar la realidad e intentar reconstruir el proyecto de vida.

3. Ansiedad: junto con idealización de la pareja, que lleva al intento de estimular encuentros y contactarse por diversos medios.

4. Aceptación: se asimila la realidad y se inicia el cambio. Hay que disfrutarla, se gana independencia, autonomía y se inicia un renacer.

5. Superación: se reconocen los errores y se puede aprender de ellos, sin rencores ni culpas.

* Psicóloga, magíster y docente de la Universidad de Manizales.