Martha Luz Páez Cala * marthapaez315@yahoo.es

Aceptarnos es habitar confortable y relajadamente en nosotros mismos.

La opción de establecer vínculos de pareja, de convivir o no en pareja, y el valor que se le asigna a ese vínculo, es muy particular. Cada día más personas optan libremente por trazar un proyecto de vida que no gire alrededor de la pareja, del matrimonio y/o de los hijos, y esa es una decisión válida que debe respetarse.

Cambian las circunstancias sociales, políticas, económicas, las personas nos adaptamos a esos cambios y construimos creencias culturales acordes a esas modificaciones. Hay diversidad de formas de ser persona, pareja, familia, de construir el proyecto de vida personal.

La democracia implica aceptar esa pluralidad y respetar las decisiones personales sin emitir juicios de valor. Las fórmulas universales no existen, cada uno revisa que tanto se ajustan las sugerencias a su situación personal.

Cuando se anhela establecer un buen vínculo de pareja y persisten las dificultades para lograrlo, los posibles factores que impiden esa armonía son:

Dificultades para escuchar al otro: más que un diálogo se establece un monólogo.

Dificultad para estar presente: esconderse tras una máscara para ocultar la verdadera esencia.

Autoengaño: la persona no se da o no quiere darse cuenta de lo que realmente le sucede y tiene una explicación coherente de su sufrimiento. Tiene un libreto que todo lo justifica, pero que no se relaciona con su verdadera situación.

Deficiente aceptación de sí mismo: incide en que tampoco se acepte a las otras personas.

Seguir creencias rígidas que se convierten en profecías. Se busca un ideal de perfección que se distancia de la vida real.

La pareja debe pensarse desde lo posible y no desde lo ideal.

Magíster y docente de la Universidad de Manizales.