Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

En una feria de especulaciones, rumores, inventos, chismes, con tintes de tragicomedia y en medio de una lentitud exasperante, se ha tornado la confirmación de Francisco Maturana como técnico del Once Caldas para el proyecto del segundo semestre.

Lo que pintaba como única opción para Pacho -por fuera del mercado hace rato pues, su última experiencia como entrenador fue en 2012 en Arabia- y que él mismo valoró en demasía por aquello de regresar a la esencia, es ahora una película en varios actos.

Los proponentes de la idea dejaron que la pelota quedara del lado de Maturana, y aunque son versiones sin fundamento por el silencio de los voceros oficiales, lo encumbraron a tal punto que inclusive lo ubican como remplazo de Reinaldo Rueda en Nacional (?)

Otros aseguran que son las pretensiones del exseleccionador -económicas y de materia prima- las que han impedido la negociación, con capítulos adicionales, sin que se concrete algo que es mirado con buenos ojos y con aceptación mayoritaria.

Permitiendo alardes soberbios de comunicadores que se precian de tener línea directa con los dueños, y según ellos poseedores de datos que no pueden hacer públicos, aumentando el grado de escepticismo, desinformación y desconfianza.

Una pena entrar en el juego de quien primero lo diga cuando lo importante es la institución, hecho que ha crecido porque esos controles que quisieron imponer no funcionan, entre otras por inutilidad de los canales de comunicación propios del club.

Boletines desde la oficina de prensa firmados por los encargados de suministrar los detalles pondrían fin a tanta fábula, y mantendrían a la comunidad al día en cuanto al desarrollo de las noticias, sin cuentos ni espejismos nacidos de la imaginación.

Igual, ojalá las cosas marchen como se suponen, o como lo señalan los periodistas amigos, pues la salvación del equipo está en una acertada toma de decisiones y en la seriedad del proyecto deportivo que se elija, borrando de tajo la pobreza del presente.

Porque no hay campo a las mentiras, ésta es una de las peores plantillas del Once Caldas en los años recientes y es necesario renovarla a sabiendas de contratos vigentes, requiriendo habilidad en gestión de canjes para provisionar posiciones claves.

Cuadrado volvió a ser el mejor, y pasaron raspando Ortega, ‘Alcatraz’, Estupiñán, Nazarit y Sinisterra. El resto reprobaron, y apenas lógica la salida de Cure, Muñoz, Guillermo y otros, que se deduce por las determinaciones del cuerpo técnico para el cierre ante Tuluá.

La defensa más mala en años, volantes externos improductivos y poco volumen en un ataque sin efectividad, forman el catálogo de responsabilidades de los orientadores que insistieron en hombres como Cure, Gómez, Ramírez, Acosta, Romero y compañía.

Por Lisi dan cuenta sus cifras, 37% de rendimiento en 8 meses con el equipo, y Herney Duque pecó -así haya elevado cifras- porque se apoyó en lo que encontró, y por tiempo, inseguridad o conformismo, no ensayó alternativas distintas.

No entiendo cómo, por ejemplo, Mateo Cardona apenas jugó 183 minutos de 1.710 (10%) y nunca al lado de Ortega siendo joven y apuesta a futuro para el mismo Once Caldas, llegando al ridículo de que lo pusieran 1 minuto en los partidos contra Jaguares y Huila.

En la vida se gana con atrevimiento, con osadía, con convicción, no recostado sobre ideas sin pies ni cabeza como lo hizo Herney sin advertir la oportunidad que -como la flecha lanzada o la bala disparada- difícilmente volverá a cruzar por su carrera.

P.D. Con la llegada de Pacho y la intención de fortalecer divisiones menores, no será también la hora para el ‘Panelo’ Valencia, calificado como uno de los mejores asistentes del país, y con resultados en la formación de futbolistas en sus épocas de Equidad Seguros.

Hasta la próxima…

Twitter: @macotal

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