Muchos dicen que es la triste realidad, y puede ser cierto frente a la calidad de una nómina exageradamente costosa -con enormes vacíos- pero que igual sacó provecho al comienzo y sigue con posibilidades.
El saldo rojo se acentuó con la derrota en casa contra Rionegro después de estar arriba en el marcador, se incrementó al no sumar frente a Cali y Junior por fuera, y el jueves con un Millonarios que venía de capa caída.
Se advertía sufrimiento al complicarse la Liga con rivales de mayor peso y la factura no se hizo esperar con 12 puntos cedidos, 4 partidos perdidos en serie, y el sobrepaso en la tabla al estacionarse en 16 unidades.
Producto de las inconsistencias de un Once Caldas diseñado para jugar de una forma, con carencias y con respuestas individuales muy bajas, teniendo que acudir a la lucha, al deseo y a las ganas como argumentos primarios.
Elementos válidos en el fútbol -que se aplauden y se reconocen- tanto que contra los azules quedó la sensación de merecer mejor suerte, pero que a la vez denotan desorden e improvisación porque regularmente confluyen en desespero.
El amor propio del plantel en el cierre del partido en Palogrande no se discute, como tampoco que afloraron serios errores de construcción de las acciones de ataque cuando el equipo estaba en desventaja.
Bombardeo de centros -plato preferido de Cadavid y De Los Santos- cambios de frente siempre atrás, volantes de costado buscando juego interior -Sinisterra y Luna- y apertura de campo con laterales de tibio acompañamiento.
Claro, en parte responsabilidad del técnico Hubert Bodhert al sacar a Yesús Cabrera, el único en el Once Caldas actual que pone la pelota al piso y sorprende con pases certeros, aparte de que demoró los cambios.
El argentino López es aguerrido, pero se equivoca demasiado en la entrega y deja expuesta la defensa, y a los extremos les falta encarar ampliando hasta las bandas, que entiendo es una de las ideas en el planteamiento desde el vamos.
Previo al gol de Elíser Quiñones hubo tres arribos peligrosos del visitante, y era evidente la falta de un acompañante para Restrepo, es decir, de un mediocampista destructor, entre otras, ese Guzmán mostró cosas interesantes.
Cuarta caída que supondría estado de crisis en otros clubes, no acá donde hay que sumar, propósito inicial para salvar la temporada, forzando correctivos que bien aplicados podrían inclusive llevar a la clasificación.
Lo que no pueden es entrar en etapa de conformismo, esta tarde frente a La Equidad -al que se le guarda respeto como la bestia negra- hay que retornar por el camino de la victoria en el entendido de que son fuerzas parejas.
Es necesaria la confianza, pasó el tramo difícil y no se pudo, e independiente de que el grupo sea insuficiente y esté reducido a 13 o14 jugadores, hay obligaciones hacia una institución que les cumple.
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