Mario César Otálvaro
Twitter: @macotal
Afortunadamente a los dueños del Once Caldas los mueve la coherencia, le apuestan a proyectos y entienden que la evaluación es sobre el telón de fondo, no en actos parciales. Lo hicieron con Maturana, a quien aguantaron hasta una fecha antes de concluir el Campeonato pese a los guarismos, y con el incipiente de Lisi y el ‘vida buena’ de Torrente.
Lo digo porque es absurdo el pedido de algunos aficionados con relación a Hubert Bodhert, alma y nervio del protagonismo rescatado por el Once Caldas en la liga. Solo pensarlo suena descabellado, irrespetuoso e inelegante con el hombre que alejó al equipo del descenso, y lo ha mantenido siempre dentro del grupo de los ocho.
Gracias a Bodhert el Once Caldas está donde está, restablecido como institución deportiva y fortalecido en su hinchada, hoy con cifra récord de 7.300 abonados.
De un soplo no se pierde la capacidad de trabajo, ni la buena lectura de los partidos, y menos el liderazgo y el sentido de pertenencia, evidenciados en casi tres largas temporadas. Protegerlo y respaldarlo es lo mínimo cuando se sabe que los rendimientos individuales bajos y la falta de gol son causantes de deterioro del plantel como colectivo. Aun así, se sostiene arriba en la tabla -constante en la era Bodhert- por lo que suena a oportunista y atrevido el sentir de aquellos que lo cuestionan por resultados.
Es su carrera, con camino de rosas pocas veces y piedras filosas la mayoría de ocasiones, por lo que es necesario tener prudencia, y acompañarlo por la salud interna del Club.
Que no quiere decir que sea perfecto, se ha equivocado en cierta toma de decisiones, y hay una particularmente repetida durante su estadía como jefe técnico en Manizales.
No sé si por convicción, o por atender a pie juntillas recomendaciones científicos sobre cansancio y tiempos de recuperación, el tema de las rotaciones lo tiene confundido.
Se supone que las nóminas se cambian si no afectan la idea inicial, y se tienen las fichas para preservarla, de lo contrario carecen de sentido porque hay titulares y suplentes.
Planteando inclusive cierto tufillo de suficiencia cuando se juega con el equipo ‘emergente’ frente a Patriotas, dando a comprender que el rival duro es el Junior. Rotaciones que no le han funcionado, pues el semestre pasado fueron 11 puntos de 12 feriados, experiencia de la que al parecer no sacó ningún provecho.
De ahí a pensar que es deficiente su labor al frente del Once Caldas hay diferencia, reclamándose mayor producido en sus unidades, porque es otro factor -aparte de la definición- que coincide para el descuadre con relación al certamen anterior.
En su contra el fracaso en la Suramericana, culpa suya por supuesto como director de orquesta, capítulo a superar, enfilando baterías hacía nuevos objetivos. Malas determinaciones, nómina inconclusa, o simplemente cosas del fútbol, catálogo que marca una mancha en su trasegar como entrenador ya con varias faenas.
Lo preocupante es que aquellos -acostumbrados al caos- quieren hacer leña del árbol caído, cuando basta con observar las posiciones para entender que el equipo está en la pelea, y que las tendencias son favorables.
P.D.: ¿Dónde andará Juan Pablo Ángel? desde que presionó la salida de Reinaldo Rueda acusando a su P.F. de no utilizar unas máquinas adquiridas a alto costo, rompió un proceso que ponía al verde como uno de los grandes del continente. Hoy se tiran la plata en técnicos onerosos, y convirtieron a Nacional en uno más, o uno menos.
Hasta la próxima...
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