Todo salió mal, desde el uniforme, con parches sobre los hombros tapando el letrero de Liga Águila, como si no hubiesen pedido equipamiento internacional a la firma que los viste.
En la cancha, exposición anodina, con ausencia general de creatividad y definición -más allá de que se dieran las oportunidades- y utilización de los canales menos apropiados.
Santaní, el colero de la liga paraguaya, el mismo que no había ganado ningún partido este año y que estrenaba entrenador, hizo tocar fondo al Once Caldas.
La eliminación de la Sudamericana supone pérdidas económicas millonarias y deterioro de imagen, más sabiendo que el favoritismo corría de este lado.
Luchar tanto para mostrarse en la escena continental y salir en primera fase exige explicaciones, y obliga a un examen con crudeza de lo que está sucediendo.
Partiendo del hecho de que a estas alturas pareciera que el técnico Bodhert no tuviera claro quiénes son los titulares, y que el aporte de los refuerzos es desilusionante.
Hace rato se viene hablando del mal funcionamiento en campo, de inoperancia en ataque, de lentitud en la salida, y de flojo rendimiento de los jugadores.
Factores que conjugados resienten la estructura de juego y hacen desaparecer el colectivo que es la suma de las individualidades, y clave de éxito en el reciente pasado.
Con la gravedad de que el gol -que en ocasiones disimula otras falencias- hoy es artículo de lujo en este Once Caldas que a pesar de sus debilidades sigue generando oportunidades.
Al minuto contra los paraguayos, Steer desperdició un magnífico centro, y al siguiente Londoño la tiró lejos, opciones que hubiesen cambiado el rumbo de la contienda.
Nieto con disparo que rebotó en el portero, Steer al palo, Rodríguez pisando el área, y Carreazo en distancia, también estuvieron cerca, pero definir es un martirio.
Y tal como ocurrió contra Cúcuta, balón adentro en el segundo arribo del rival, y drama porque este plantel tampoco da muestras de saberse reponer ante la adversidad.
Menos, si se utiliza la vía aérea -la preferida de los paraguayos- que fue puesta en práctica durante el complemento, caldo de cultivo para agigantar al portero Arévalos.
La ubicación de Steer y Carreazo como inicialistas, la exagerada conducción de Correa, el toque insulso atrás sin vértigo en la salida, fueron razones de más para el fracaso.
Nueva derrota para Bodhert -la anterior fue por Copa Águila- que no le ayuda mucho porque no faltará quien hable de jerarquía para enfrentar finales.
La tarea ahora será la Liga, motivando el grupo con cabeza fría, madurez y sapiencia, y acertando en las determinaciones porque la magia del fútbol se ha ido evaporando.
Reclamando mayor presencia y compromiso de sus dirigidos, y tallando a quienes llegaron porque algunos como que vinieron de paseo, y al Club hay que respetarlo.
Aunque van quedando dudas sobre el armado, futbolistas del mismo corte -Reina, Lizarazo, Blanco- posiciones no cubiertas -volantes externos- y ausencia de goleadores.
Salcedo muy joven, Rodríguez no es artillero, Steer de salida, y atrás la sensación de que faltó un zaguero de categoría porque Peralta denota cansancio y lentitud.
Y ahí se redondea otro asunto que suena menor pero que en cualquier momento pasará factura, y es que hay mucho viejo, deportivamente hablando.
Esta tarde, deportes Tolima -sensación en los últimos tiempos- con atractivos como el arquero Montero, y los atacantes Marco Pérez y Luis González. ¡Volvamos al estadio!
Hasta la próxima…
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