Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Fue otra de esas derrotas dolorosas -como pasó frente a Rionegro, Tolima o Millonarios- porque el Once Caldas hizo méritos, le jugó de igual a igual a Nacional, y fue vistoso tácticamente.
Un descuido en marca por la banda izquierda -después de tener el partido controlado- llevó al traste una de las mejores presentaciones de la temporada por disposición, actitud, orden y compromiso.
Hubo atrevimiento, al minuto Monetti salvó mano a mano de Vanegas, y en el segundo tiempo Sinisterra estrelló pelota contra el palo, claras opciones ante un rival maniatado que como ha sido costumbre resuelve una, y se queda con los 3 puntos.
Un movimiento errado de Gómez -que mal anduvieron los 2 laterales- le dio espacio a Lucumí para un enganche hacia adentro, remate cruzado y chao, justo cuando se dominaban las acciones.
Esa anotación sentenció el choque, Once Caldas en ceros, otra vez haciendo cuentas, y Nacional con unas cifras que empiezan a preocupar por su autoritarismo, 9 juegos en el Atanasio, 9 victorias, y ningún gol recibido.
No vaya a pasar en Colombia lo de España, Alemania, Holanda y otros países en donde el poder de los que invierten tornó esos campeonatos un monopolio, restándole importancia y gracia a la competencia.
Ya en el trámite, Bodhert se salió de nuevo con la suya, no se escondió, propuso y el libreto funcionó, y oso decir que ha sido lo más sensible expuesto por el Once Caldas como idea de juego a lo largo de este torneo.
Aunque equivocó los cambios; Marimón debió permanecer tras el aplicado primer tiempo del equipo, Carbonero muy ‘tiernito’ para tirarlo intentando soluciones, y Amaya parece cómodo en el banco con poco sacrificio frente a las oportunidades.
Con la salvedad de que no hay más, beneficio de inventario para un entrenador que juega a algo -lo que no sucedió acá con Torrente, Lisi, ni Maturana- sin temores para atacar, y que
a estas alturas pinta como el gran acierto de la directiva.
Bodhert ha dado muestras de ser hombre laborioso, práctico, coherente y sensato, independiente del bache que tuvo el Once Caldas a mitad de campaña, y en el entendido de que cuenta con herramientas insuficientes.
No será Guardiola, ni Rueda, pero se acomodó, salvó la categoría, y está llenando de motivos a los dueños para que armen un plantel superior, optimizando necesidades, y sobre 3 o 4 nombres de imagen y trayectoria.
Sin ignorar las fallas -las hay, muchas, notorias y notables- como las malas entregas, la baja tenencia de pelota, y la fragilidad en defensa al punto de que es uno de los más vencidos de la temporada.
Lo que no obsta para destacar también el comportamiento de la tropa por su mística, porque sobran ganas, instando un grado de satisfacción que se siente en la calle con un Once Caldas que pese a la caída todavía depende de sus recursos para avanzar.
Premio mayor porque no estaba en los planes de nadie, -así haya quienes exijan esa clasificación- y una alegría inmensa porque se va recuperando el prestigio dejando de pensar en el infeliz descenso.
P.D.: Cuando América le apuesta a un portugués, Alianza y Medellín a españoles, otros tantos a los uruguayos, y el poderoso Nacional al argentino Almirón, da gusto que emerja una figura fresca como Bodhert en la estrategia criolla, tan venida a menos por falta de preparación.
Hasta la próxima...
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