Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Valió la pena, fueron más de 240 kms desde Bogotá -ida y vuelta- por una bella autopista rica en historia y paisajes hermosos, para acompañar a un Once Caldas perdido en el primer tiempo, y con fluidez y definición en el complemento.
El lindo estadio La Independencia de Tunja, con obras que cada vez se notan más, fue el epicentro de un empate con sabor a victoria, que dejó en claro que el blanco es un equipo en construcción, dulce al instante de buscar el gol.
Por más que se quiera, no hay en este momento una titular fija, y si por el contrario un esquema a la luz de los resultados y del mismo fútbol, con el que se obtiene protagonismo y se logran mejores dividendos.
El 2-3- 1 con Restrepo y Sierra en primera línea, Vanegas y Luna por los costados, Yesús por el centro y Farías arriba, no funcionó, en cambio el 1-3- 2 con Sinisterra y Carbonero por las bandas y Amaya acompañando el ataque, fue efectivo.
Es decir, las variantes dieron fruto, una vez más se prueba que Restrepo solo, con 3 o 4 hombres por delante que colaboren en marca, hacen ver al Once Caldas fuerte en posesión de pelota y en propuesta ofensiva.
A Sierra le cuesta, deambula, y termina sacrificando un jugador con características creativas, ratificando la ausencia de un cortador de juego, falencia sin suplir creo desde la época de Diego Arias, y hablo de los años de Juan Carlos Osorio.
Ante Chicó pronto se estaba perdiendo 2-0 por errores individuales groseros de Perea y Nazarit, y porque ni Hinestroza, y menos el debutante Alvarez -horroroso- pegaban una, y en el medio era patética la desidia de Vanegas y Luna.
Los ajedrezados lo entendieron, en 3 aproximaciones marcaron 2 veces, entre el mexicano Felipe Ponce y los colombianos Riascos y Valdéz hicieron la fiesta, y el Once Caldas sin reacción, se fue derrotado al vestuario.
Feo panorama porque era el puntero del campeonato frente al colero, pero vino la mano de Hubert Bodhert, primero con su discurso en el entretiempo que renovó la actitud del grupo, y luego con las modificaciones.
Amaya por el desubicado Sierra, Sinisterra en el puesto del desapacible Vanegas -ni marca, ni ataca- y Carbonero por el distraído Luna, le dieron vida a un Once Caldas que copó terrenos del Boyacá Chicó, y lo metió atrás.
El descuento de Farías a pase de Amaya enredó más al local que dilató las acciones con la complacencia del árbitro Bismarks Santiago, sin autoridad para reponer tiempo, y sin sentido común al finalizar el partido en un claro contraataque.
Hasta que llegó la merecida igualdad, un ‘pasesote’ de Cuadrado a la cabeza de Farías, y Amaya en brillante resolución hizo justicia rescatando un punto y castigando la indolencia de un Chicó confundido y sin ambición.
Gran empate del Once Caldas, pero lo principal, la forma como encaró el duelo en el período final, el movimiento de fichas que hizo Bodhert, y el deseo y pundonor de sus jugadores que debe ser constante, no solo ante la adversidad.
Capítulo aparte para Yesús Cabrera por su entrega, la manera como corre y se multiplica, aparte de su capacidad individual que lo hace lucir como la estrella del plantel. Ordenó la salida retrasándose, y fue el socio de todos.
13 puntos de 18 -4 de 9 disputados por fuera del Palogrande- representan un valioso botín, sin dejar de reconocer que ha enfrentado a rivales de no mucha categoría y que ahora vienen los grandes, pero se está cumpliendo con la tarea de sumar.
Hasta la próxima…
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015