Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Fue la apuesta, y aunque no salió perfecta, al menos Once Caldas mantuvo el segundo lugar en la Liga y puso de su lado la posibilidad de semifinal en Copa.
Poco partidario de las rotaciones -y menos de los cambios radicales- que en ocasiones considero prepotentes y de desestima hacia el contrincante, con ellas se cedió el invicto frente a Rionegro.
Con la titular no se perdió ante Santa Fe -que era el objetivo- y cerrar en Palogrande carga la balanza en el entendido de que por esa vía se buscará cupo internacional.
1 punto de 6 es insuficiente desde la óptica numérica, que no hizo daño por el posicionamiento que se tiene y el valor del empate en el Campín.
Queda claro sí, que los alternantes distan de conformar una alineación que responda con firmeza más allá de que estuvo cerca del empate, al que no se llegó por inmadurez en la definición.
También que el Once Caldas juega alrededor de un 10 definido -Nieto- y que su ausencia torna livianos a los jóvenes Carbonero, Carreazo y García cuando asumen partitura propia.
Con los mayores la cosa es distinta, Arias y Rodríguez marcan, quitan, tocan y dan salida; Kevin se mueve por todas partes, y Lemos es un portentoso atacante, con refinados movimientos.
Correa atrás es rápido, con entrega y corazón, Peralta contribuye experiencia, y en términos generales, a la idea del técnico se le abonan valiosas individualidades.
Es decir, una nómina corta en cantidad larga en calidad por la forma como la ha potencializado el entrenador, y por el pundonor y amor propio de sus integrantes.
Bodhert es líder, tiene ángel y le creen, estilo de juego, lectura de partido, y sus charlas son reparadoras, pues por lo regular suponen nueva dinámica subsanando errores.
Un Once Caldas consolidado, que sigue en carrera acrecentando ilusiones, y que fundamenta en lo futbolístico un plan ambicioso con el que no sería extraño verlo peleando retos al final de temporada.
Buen calibrador esta tarde el Atlético Junior, el mismo con el que ganó y perdió estrella en Palogrande, el rarísimo rival de la última fecha de clásicos, y bastante fuerte por el peso de sus unidades y la conducción de Comesaña.
Semana agitada con tres juegos en corto lapso, refriega xenófoba con castigo para las partes, y reunión por fin de una junta directiva con poco margen de operación en un régimen totalitario.
Execrable lo del arquero Lucero Álvarez -¡qué ignorancia por Dios!- con ultrajes racistas hacia Carbonero e insultos a Bodhert, quien se dejó provocar y también fue sancionado.
Inaceptable conducta en un mundo que condena y lucha por evitar expresiones denigrantes por cuestiones de raza, color de piel u origen, o contra la dignidad humana.
Y sobre la nueva cúpula dirigencial nombrada en marzo como lo ordena la ley, extraño que solo se reúna seis meses después, pero por algo se empieza.
Un Once Caldas más comprometido con la región, y unos dueños mentalizados de la importancia que tienen la ciudad y sus instituciones, hechos que coinciden con la sensible campaña deportiva.
Nuevas voces que se hagan escuchar y las escuchen, con presencia de líderes locales que enhorabuena pueden favorecer una empresa con valores para llegar bien arriba.
Hasta la próxima…
Twitter: @macotal
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Buen calibrador esta tarde el Atlético Junior, el mismo con el que ganó y perdió estrella en Palogrande, el rarísimo rival de la última fecha de clásicos, y bastante fuerte por el peso de sus unidades y la conducción de Comesaña.
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